Junto al árbol de la vida, 28 de diciembre
Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el
libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu
sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y
pueblo y nación.
Apocalipsis 5:9
.
¿Esperamos llegar al cielo al fin y unirnos al coro celestial? Como
descendimos a la tumba así saldremos, en cuanto concierne al carácter...
Ahora es el momento de lavar ... nuestras ropas y emblanquecerlas en la
sangre del Cordero...
Juan vio el trono de Dios rodeado de una compañía y preguntó:
¿Quiénes son éstos? La respuesta fue: “Son los que ... han lavado sus
ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero”.
Apocalipsis
7:14
. Cristo los lleva a las fuentes de aguas vivas y allí está el árbol de la
vida y el precioso Salvador. Se nos presenta aquí una vida que se mide
con la vida de Dios. Allí no hay dolor, pena, enfermedad o muerte. Todo
es paz, armonía y amor...
Ahora es el momento de recibir gracia, fortaleza y poder para com-
binarlos con nuestros esfuerzos humanos a fin de que podamos formar
caracteres para la vida eterna. Cuando hagamos esto descubriremos que
los ángeles de Dios nos ministrarán, y seremos herederos de Dios y cohe-
rederos de Cristo. Y cuando suene la última trompeta, y los muertos sean
llamados de su prisión y transformados en un momento, en un abrir y
cerrar de ojos, se colocarán las coronas de gloria inmortal sobre la cabeza
de los merecedores. Las puertas perlinas se abrirán para dejar entrar a
las naciones que han guardado la verdad. El conflicto ha terminado.
“Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vo-
sotros desde la fundación del mundo”.
Mateo 25:34
. ¿Deseamos esta
bendición? Yo sí, y creo que vosotros también. Dios os ayude para librar
las batallas de esta vida, ganar diariamente la victoria y al fin estar entre
los que arrojarán sus coronas a los pies de Jesús, pulsarán las arpas de
oro y llenarán el cielo con la música más dulce.—
Manuscrito 84, 1886
.
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