Respirando la atmósfera del cielo, 29 de diciembre
Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han
salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas. y las han
emblanquecido en la sangre del Cordero.
Apocalipsis 7:14
.
Mientras estaba en visión Juan vio una compañía vestida con ropas
blancas... Estaba en el templo de Dios. Ese será el resultado para todos
los que se aferren de los méritos de Cristo y laven sus ropas en su sangre.
Se ha hecho toda provisión para que podamos sentarnos con Cristo en
su trono, pero la condición es que estemos en armonía con la ley de
Dios. Debemos abandonar toda iniquidad y cumplir con las condiciones;
entonces todo el cielo se abre ante nuestra oración...
No podemos permitirnos perder el cielo. Debemos conversar sobre
las cosas celestiales. Allí no hay muerte ni dolor. ¿Por qué somos tan
remisos para hablar de esas cosas? ¿Por qué nos espaciaremos en cosas
terrenales? ... Pronto vendrá Cristo a reunir a los que estén preparados y
a llevarlos a ese glorioso lugar. “Así también Cristo fue ofrecido una sola
vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin
relación con el pecado, para salvar a los que le esperan”.
Hebreos 9:28
.
¿Nos agrada pensar en ese acontecimiento o preferimos ignorarlo?
Debemos poner nuestros afectos en las cosas de arriba. Cuanto más
hablemos de Jesús, tanto más reflejaremos su divina imagen. Mediante
la contemplación somos transformados.—
Manuscrito 60, 1886
.
Los que no hallan placer en pensar y hablar de Dios en esta vida,
no gozarán de la vida venidera, donde Dios estará siempre presente,
habitando con su pueblo. Pero los que se deleitan en pensar en Dios
estarán en su elemento, respirando la atmósfera del cielo.—
The Review
and Herald, 13 de mayo de 1890
.
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