Página 40 - En los Lugares Celestiales (1968)

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Cristo ejemplificó la ley de Dios, 1 de febrero
Entonces dije: He aquí, vengo; en el rollo del libro está escrito de
mí; el hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está
en medio de mi corazón.
Salmos 40:7, 8
.
En los concilios del cielo se resolvió dar a la humanidad una ejempli-
ficación viviente de la ley. Habiendo decidido hacer este gran sacrificio,
Dios no dejó nada a oscuras, nada indefinido, con respecto a la salvación
de la raza humana. El dio a la humanidad una norma para formar el
carácter. Con voz audible y gran majestuosidad pronunció su ley desde
el Sinaí. Estableció claramente lo que debemos hacer para ofrecerle una
obediencia aceptable... “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón,
y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande
mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”.
Mateo 22:37-40
.
El Señor tenía un amor tan grande por el mundo que dio “a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna”.
Juan 3:16
. Cristo vino para darle al hombre vigor moral, para
elevarlo, ennoblecerlo y fortalecerlo, capacitándolo para ser participante
de la naturaleza divina habiendo huido de la corrupción que hay en el
mundo a causa de la concupiscencia. El probó a los habitantes de los
mundos no caídos y a los seres humanos que puede guardarse la ley.
Mientras poseía la naturaleza del hombre, él obedeció a la ley de Dios,
vindicando la justicia de Dios que exigía su obediencia. En el juicio su
vida será un argumento incontestable en favor de la ley de Dios...
Al unirse a Cristo, los seres humanos caídos y pecadores pueden con-
formar sus vidas a los preceptos divinos. Guardando los mandamientos
de Dios llegan a ser colaboradores de Aquel que vino al mundo para
representar al Padre guardando todos sus mandamientos.—
Manuscrito
48, 1893
.
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