Tesoro inestimable, 12 de febrero
El reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas
perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo
lo que tenía, y la compró.
Mateo 13:45, 46
.
Cuando Cristo comparó el reino de los cielos a una perla de gran
precio deseaba llevar a cada alma a apreciar esa perla sobre toda otra
cosa. La posesión de la perla, que significa la posesión de Cristo como
Salvador personal, es un símbolo de las mayores riquezas. Es un tesoro
muy superior a cualquier riqueza terrenal...
Hay algunos que están buscando, siempre buscando, la perla de gran
precio. Pero no hacen una entrega completa de sus malos hábitos. No
mueren al yo para que Cristo pueda vivir en ellos. Por eso no encuentran
la perla preciosa... Jamás experimentan paz y armonía en el alma porque
sin una entrega completa no hay descanso ni paz. Casi cristianos, pero
no plenamente cristianos, parecen estar cerca del reino de los cielos, pero
no pueden entrar allí. Casi pero no completamente salvados significa no
casi sino enteramente perdidos...
En la parábola se representa al mercader vendiendo todo lo que tenía
con tal de obtener una perla de gran precio. Esta es una hermosa ilus-
tración de aquellos que aprecian tan altamente la verdad que renuncian
a todo lo que tienen para llegar a poseerla. Por fe echan mano de la
salvación provista para el hombre por el sacrificio del unigénito Hijo de
Dios. La justicia de Cristo, como una pura perla blanca, no tiene defecto,
culpa ni mancha. Ninguna obra humana puede mejorar las grandes y
preciosas verdades de la Palabra de Dios. No son una mezcla de verdad
y error. No presentan ninguna imperfección...
La salvación, con su inestimable tesoro comprado con sangre, es
la perla de gran precio. Se puede buscarla y hallarla. Pero todos los
que realmente la hallan venderán todo lo que tienen para comprarla.—
Manuscrito 154, 1898
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