En la luz que emana de la cruz, 15 de febrero
Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual
por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el
oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
Hebreos 12:2
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La cruz habla vida, y no muerte, al alma que cree en Jesús. ¡Bien-
venidos los preciosos rayos vivificantes que refulgen desde la cruz del
Calvario! Esforzaos para alcanzar la bendición, creed para recibirla...
No andéis en la sombra de la cruz. No deis expresión al lloro, los
quejidos y las penas; antes animad vuestras almas a la esperanza y
el gozo. La cruz señala hacia arriba a un Salvador viviente, que es
vuestro Abogado y está intercediendo en vuestro favor... Cuando estéis
fuertemente apesadumbrados, es porque Satanás se ha interpuesto entre
vosotros y los brillantes rayos del Sol de Justicia...
He estado realmente vacilando bajo la sombra de la cruz. No es algo
común para mí el estar abrumada y sufrir tanta depresión de espíritu
como he estado sufriendo en los últimos meses. No quisiera ser hallada
jugando con mi propia alma, jugando con mi Salvador. Yo no enseñaría
que Jesús se ha levantado de la tumba, que ascendió al cielo y vive para
interceder por nosotros ante el Padre, a menos que lleve a la práctica mis
enseñanzas, y crea en él por su salvación, echando mi alma desvalida
sobre Jesús en busca de su gracia, su justicia, paz y amor...
Vivamos en la luz del sol que mana de la cruz del Calvario. No
moremos más en la sombra, condoliéndonos de nuestros pesares, porque
esto solamente los ahondará. Nunca olvidemos, aun cuando caminemos
en el valle, que Cristo está con nosotros tan ciertamente cuando vamos
confiadamente en esos lugares como cuando estamos en la cumbre.—
Manuscrito 61, 1895
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