Página 65 - En los Lugares Celestiales (1968)

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Gracia y dignidad en los deberes diarios, 26 de febrero
Su lenguaje, dulcísimo, y todo él codiciable.
Cantares 5:16
.
(Hemos puesto la lectura marginal de “lenguaje” en lugar de “paladar”
porque expresa mejor el sentido de este versículo. N. de la R.)
Estudiad la vida que Cristo vivió en esta tierra. No descuidó el deber
más pequeño y más sencillo. Todo lo que hizo estuvo marcado por la
perfección. Mirad a él en busca de ayuda y podréis realizar vuestros
deberes diarios con la gracia y la dignidad del que está buscando la
corona de vida inmortal.
Mucho nos espaciamos en la grandeza de la vida de Cristo. Hablamos
de las grandes cosas que realizó, de los milagros que obró, de cómo
calmó las aguas tempestuosas, devolvió la vista a los ciegos y el oído
a los sordos, y resucitó a los muertos. Pero su atención hacia las cosas
pequeñas es una prueba todavía mayor de su grandeza. Oídlo hablar
con Marta cuando ella le pide que ruegue a su hermana que la ayude a
servir. Le dice que no deje que los cuidados de la casa le molesten la paz
del alma de ella. “Marta, Marta—le dijo—, afanada y turbada estás con
muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la
buena parte, la cual no le será quitada”.
Lucas 10:41, 42
.
Escuchad las palabras que habló a las madres fatigadas que le llevaron
sus hijos para que los bendijera. Los discípulos, deseosos de que su
Maestro no fuera molestado, las querían echar, pero Jesús dijo: “Dejad a
los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino
de Dios”.
Marcos 10:14
. Y tomándolos en sus brazos, los bendecía. Si
pudiéramos penetrar en el futuro de esos niños, veríamos a las madres
recordándoles las escenas de ese día y repitiendo las amables palabras
del Salvador. También veríamos cuán a menudo, en años posteriores, el
recuerdo de esas palabras evitó que los niños erraran el camino de los
redimidos del Señor... Este mismo Jesús es vuestro Salvado
.—
The
Review and Herald, 7 de abril de 1904
.
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—E. L. C.
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