El silencioso clamor del corazón, 18 de marzo
En lo secreto de tu presencia los esconderás de la conspiración del
hombre: los pondrás en un tabernáculo a cubierto de contención
de lenguas.
Salmos 31:20
.
Cuando los hombres y mujeres están ocupados en las actividades
de la vida, exigidos por muchos cuidados, no pueden vivir sobre sus
rodillas. Pero aun en el mercado hay un observador siempre presente en
cada transacción, y los libros del cielo registran cada centavo de ganancia
ilícita como fraude. Mientras que los hombres no pueden vivir sobre
sus rodillas en el mercado, sin embargo el ferviente deseo silencioso
del corazón presentado al cielo halla entrada al Padre a través de los
observadores. El camino al trono de Dios está abierto, y todos los que
tienen el temor de Dios ante sí y desean andar en su consejo, buscarán
su fuerza para hacer su voluntad tanto entre las multitudes como en la
capilla...
Cada hombre que ama y teme a Dios tiene una oportunidad, con cada
tentación que se le presente en las transacciones comerciales de la vida,
de saber cómo retirarse al lugar secreto del pabellón del Altísimo, para
quedar allí a salvo. Honrará a Dios porque siente la fuerza y la plenitud
del poder de Aquel que respalda sus promesas. Se comunica con Dios
donde ningún ojo lo ve y ningún oído lo oye, excepto los de Dios...
No debemos tener una religión que sea sólo para las circunstancias
favorables. Una religión que dependa de las circunstancias vendrá a
menos cuando más se la necesite, en la situación más difícil. La religión
de la Biblia requiere que se mantenga encendida la antorcha evangélica
en los ambientes menos propicios—en el mercado, en el taller—tanto
como en el lugar especial de la oración. Los más puros principios cristia-
nos pueden ser preservados en todo lugar. Amando a Cristo y creyendo
en él como nuestro Salvador personal, podremos reclamar su gracia y
su cuidado protector dondequiera nos encontremos.—
Manuscrito 194,
1898
.
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