Alabando a Dios ante el mundo, 30 de marzo
Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de
alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.
Hebreos 13:15
.
Necesitamos ofrecer alabanza y acción de gracias a Dios, no sola-
mente en la congregación, sino en la vida del hogar. Las voces de su
heredad refieran las obras del Señor. Hablen de su bondad, digan de su
poder...
Nos sentimos deprimidos, grandemente deprimidos, cuando vemos
el mundo y su maldad. El mundo que se llama cristiano está envuelto
en las tinieblas que cubren la tierra. Lloramos y nos lamentamos por las
abominaciones que se hacen en la tierra. ¿Por qué toda esta maldad no
estalla en una decidida violencia contra la justicia y la verdad? Es porque
los cuatro ángeles están reteniendo los cuatro vientos, para que no soplen
sobre la tierra. Pero las pasiones humanas están llegando al clímax, y el
Espíritu del Señor se está retirando de la tierra. Si no fuera porque Dios
ha ordenado a los agentes angélicos controlar a los agentes satánicos que
están tratando de desatarse y de destruir, no habría esperanza. Pero los
vientos han de ser contenidos hasta que los siervos de Dios sean sellados
en sus frentes...
Entre las tinieblas morales debe brillar la luz en rayos claros y dis-
tintos... Pero cada alma tiene que volver su rostro hacia la luz para poder
reflejarla. Necesitamos alabar a Dios mucho más de lo que lo hacemos.
Debemos mostrar que tenemos motivos de regocijo. “Vosotros sois linaje
escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para
que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz
admirable”.
1 Pedro 2:9
. ¿Estamos haciendo esto tan plenamente como
debiéramos? ¿Estamos revelando en el hogar ese amor que honrará y
glorificará a nuestro Redentor?
Por más negras que sean las nubes que envuelven al mundo en este
tiempo, más allá está la luz.—
Manuscrito 120, 1898
.
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