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La lluvia tardía
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que la mayor parte de la iglesia no colabore con Dios.—
Servicio
Cristiano Eficaz, 314 (1896)
.
Cuando la iglesia haya dejado de merecer el reproche de indolen-
cia y pereza, el Espíritu de Dios se manifestará misericordiosamente.
La potencia divina será revelada. La iglesia verá las dispensaciones
providenciales del Señor de los ejércitos.—
Joyas de los Testimonios
3:308 (1909)
.
“Mantener limpio el recipiente y ponerlo boca arriba”
No necesitamos preocuparnos por la lluvia tardía. Todo lo que
debemos hacer es mantener limpio el recipiente y ponerlo hacia
arriba, listo para recibir la lluvia celestial, y perseverar en oración:
“Haz que la lluvia tardía llene mi vasija. Que la luz del ángel glorioso
que se une con el tercer ángel brille en mí: dame una parte en la
obra; déjame proclamar el mensaje; permíteme ser el colaborador
de Jesucristo”. Al buscar así a Dios, permítanme decirles que él
está permanentemente preparándolos, dándoles su gracia.—
Alza tus
Ojos, 281 (1891)
.
La respuesta puede venir con celeridad repentina y con poder
abrumador, o puede demorarse por días y semanas, y nuestra fe ser
probada. Pero Dios sabe cómo y cuándo contestar nuestra oración.
Nuestra parte del trabajo es ponernos en conexión con el canal
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divino. Dios es responsable por su parte del trabajo. Fiel es el que
ha prometido. El asunto grande, e importante para nosotros es ser
de un corazón y mente, desechando toda envidia y malicia y, como
humildes suplicantes, velar y esperar. Jesús, nuestro Representante
y Cabeza, está listo para hacer por nosotros lo que hizo por los que
estaban orando y velando en el Día de Pentecostés.—
The Spirit of
Prophecy 3:272 (1878)
.
No tengo ningún tiempo específico del cual hablar, cuando se
efectuará el derramamiento del Espíritu Santo, cuando descenderá
del cielo el ángel poderoso y se unirá con el tercer ángel en la
terminación de la obra en este mundo. Mi mensaje es que nuestra
única seguridad radica en estar listos para el refrigerio celestial, con
nuestras lámparas despabiladas y encendidas.—
Mensajes Selectos
1:225 (1892)
.