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Eventos de los Últimos Días
despierta, las tinieblas de la superstición y de la herejía desaparecen
de todos los espíritus, y las diez palabras de Dios, breves, inteligibles
y llenas de autoridad, se presentan a la vista de todos los habitantes
de la tierra.—
Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 697
(1911)
.
Los perdidos condenan a sus falsos pastores
Los miembros de iglesia que han visto la luz y han sido con-
vencidos de su culpabilidad, pero que han confiado la salvación de
sus almas a los ministros, aprenderán en el día de Dios que ninguna
otra alma puede pagar el rescate por sus transgresiones. Surgirá
un terrible clamor: “Estoy perdido, eternamente perdido”. Habrá
quienes sentirán que serían capaces de despedazar a lo ministros que
han enseñado falsedades y han condenado la verdad.—
Comentario
Bíblico Adventista 4:1178 (1900)
.
Todos concuerdan para abrumar a los ministros con la más amar-
ga condenación. Los pastores infieles profetizaron cosas lisonjeras;
indujeron a sus oyentes a menospreciar la ley de Dios y a perseguir
a los que querían santificarla. Ahora, en su desesperación, estos
maestros confiesan ante el mundo su obra de engaño. Las multitudes
se llenan de furor. “¡Estamos perdidos!—exclaman—y vosotros sois
causa de nuestra perdición”; y se vuelven contra los falsos pasto-
res. Precisamente aquellos que más los admiraban en otros tiempos
pronunciarán contra ellos las más terribles maldiciones. Las manos
mismas que los coronaron con laureles se levantarán para aniquilar-
los. Las espadas que debían servir para destruir al pueblo de Dios se
emplean ahora para matar a sus enemigos.—
Seguridad y Paz en el
Conflicto de los Siglos, 713-714 (1911)
.
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Aquí vemos que la iglesia, el santuario del Señor, era la primera
en sentir los golpes de la ira de Dios. Los ancianos (
Ezequiel 9:6
),
aquellos a quienes Dios había brindado gran luz, que se habían
destacado como guardianes de los intereses espirituales del pueblo,
habían traicionado su cometido.—
Joyas de los Testimonios 2:65-66
(1882)
.
Los falsos pastores vuelven ineficaz la Palabra de Dios [...]. Su
obra pronto recaerá sobre ellos mismos. Entonces serán presenciadas