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Las siete últimas plagas y los justos
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El pueblo de Dios huye de las ciudades; muchos son
encarcelados
Cuando el decreto promulgado por los diversos príncipes y dig-
natarios de la cristiandad contra los que observan los mandamientos,
suspenda la protección y las garantías del gobierno y abandone a los
que tratan de aniquilarlos, el pueblo de Dios huirá de las ciudades y
de los pueblos y se unirá en grupos para vivir en los lugares más de-
siertos y solitarios. Muchos encontrarán refugio en puntos de difícil
acceso en las montañas [...]. Pero muchos seres humanos de todas
las naciones y de todas clases, grandes y pequeños, ricos y pobres,
negros y blancos, serán arrojados en la más injusta y cruel servi-
dumbre. Los amados de Dios pasarán días penosos, encadenados,
encerrados en cárceles, sentenciados a muerte, algunos abandona-
dos adrede para morir de hambre y sed en sombríos y repugnantes
calabozos.—
Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 683-684
(1911)
.
Por más que un decreto general haya fijado el tiempo en que los
observadores de los mandamientos puedan ser muertos, sus enemi-
gos, en algunos casos, se anticiparán al decreto y tratarán de quitarles
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la vida antes del tiempo fijado. Pero nadie puede atravesar el cordón
de los poderosos guardianes colocados en torno de cada fiel. Algu-
nos son atacados al huir de las ciudades y villas. Pero las espadas
levantadas contra ellos se quiebran y caen como si fueran de paja.
Otros son defendidos por ángeles en forma de guerreros.—
Seguridad
y Paz en el Conflicto de los Siglos, 689 (1911)
.
Los hijos de Dios no estarán todos en un mismo lugar en este
tiempo. Estarán en diferentes grupos y en todas partes de la tierra;
y serán puestos a prueba individualmente y no por grupos. Cada
uno deberá soportar la prueba por sí mismo.—
Comentario Bíblico
Adventista 4:1165 (1908)
.
La fe de los miembros de la iglesia será probada en forma indi-
vidual, como si no hubiera otra persona en el mundo.—
Comentario
Bíblico Adventista 7:994 (1890)
.