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Eventos de los Últimos Días
Decreto de muerte similar al que emitió Asuero
El decreto que se promulgará finalmente contra el pueblo rema-
nente de Dios será muy semejante al que promulgó Asuero contra
los judíos. Hoy los enemigos de la verdadera iglesia ven en el peque-
ño grupo que observa el mandamiento del sábado, un Mardoqueo a
la puerta. La reverencia que el pueblo de Dios manifiesta hacia su
ley, es una reprensión constante para aquellos que han desechado el
temor del Señor y pisotean su sábado.—
La Historia de Profetas y
Reyes, 444 (1914)
.
Vi después que los magnates de la tierra consultaban entre sí,
y Satanás y sus ángeles estaban atareados en torno de ellos. Vi
un edicto del que se repartieron ejemplares por distintas partes de
la tierra, el cual ordenaba que si dentro de determinado plazo no
renunciaban los santos a su fe peculiar y prescindían del sábado para
observar el primer día de la semana, quedaría la gente en libertad
para matarlos.—
Primeros Escritos, 282 (1858)
.
Si el pueblo de Dios pone su confianza en él [el Señor] y por
fe depende de su poder, los ardides de Satanás serán derrotados en
nuestro tiempo tan notablemente como en los días de Mardoqueo.—
The Signs of the Times, 22 de febrero de 1910
.
[220]
El remanente hace de Dios su defensa
“Y en aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está
por los hijos de tu pueblo: y será tiempo de angustia, cual nunca fue
después que hubo gente hasta entonces: mas en aquel tiempo será
libertado tu pueblo, todos los que se hallaren escritos en el libro”.
Daniel 12:1
. Cuando llegue ese tiempo de angustia, cada caso se
habrá decidido, ya no habrá tiempo de gracia ni misericordia para el
impenitente. El sello del Dios vivo estará sobre su pueblo.
Este pequeño remanente, incapaz de defenderse en el mortífero
conflicto con las potestades de la tierra mandadas por la hueste del
dragón, hace de Dios su defensa. Ha sido promulgado por la más
alta autoridad terrestre el decreto de que adoren a la bestia y reciban
su marca bajo pena de persecución y muerte. ¡Dios ayude entonces
a su pueblo! porque ¿qué podría hacer sin su ayuda en un conflicto
tan terrible?—
Joyas de los Testimonios 2:67 (1882)
.