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Las ciudades
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Sindicatos en las ciudades
Satanás trabaja laboriosamente en nuestras ciudades populosas.
El resultado de su trabajo se advierte en la confusión reinante, en las
luchas y las discordias entre las fuerzas trabajadoras y el capital, y
en la hipocresía que ha entrado en las iglesias... Los instrumentos
satánicos desempeñan su parte en la estimulación de la concupiscen-
cia de la carne, los deseos de los ojos, la manifestación de egoísmo,
la extralimitación en el poder, la crueldad y la fuerza empleadas para
unir a los hombres en confederaciones y sindicatos, disponiéndolos
en atados para el terrible fuego de los últimos días.—
El Evangelis-
mo, 23-24 (1903)
.
Los impíos están siendo atados en manojos, atados en consor-
cios comerciales, en sindicatos o uniones, en confederaciones. No
tengamos nada que ver con esas organizaciones. Dios es nuestro So-
berano, nuestro Gobernante, y nos llama a que salgamos del mundo
y estemos separados. “Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el
Señor. Y no toquéis lo inmundo”.
2 Corintios 6:17
. Si rehusamos
hacer esto, si continuamos vinculándonos con el mundo y si consi-
deramos cada asunto desde el punto de vista del mundo, llegaremos
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a ser como el mundo. Cuando los procedimientos del mundo y las
ideas del mundo rigen nuestras transacciones, no podemos estar
en la elevada y santa plataforma de la verdad eterna.—
Comentario
Bíblico Adventista 4:1164 (1903)
.
Los sindicatos, una fuente de problemas para los adventistas
Las uniones laborales constituirán una de las agencias que trae-
rán sobre esta tierra un tiempo de angustia como nunca ha habido
desde que el mundo fue creado...
Unos pocos hombres se unirán para apoderarse de todos los me-
dios que puedan obtenerse en ciertas líneas de negocio. Se formarán
gremios de obreros y los que rehúsen unirse a ellos serán hombres
marcados...
A causa de estas uniones y confederaciones, muy pronto será
muy difícil para nuestras instituciones llevar a cabo su obra en las
ciudades. Mi advertencia es: Salid de las ciudades. No edifiquéis
sanatorios en las ciudades.—
Mensajes Selectos 2:162 (1903)
.