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Las ciudades
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la señal para que huyesen los cristianos de Judea, así la asunción
de poder por parte de nuestra nación [los Estados Unidos], con el
decreto que imponga el día de descanso papal, será para nosotros
una amonestación. Entonces será tiempo de abandonar las grandes
ciudades, y prepararnos para abandonar las menores en busca de
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hogares retraídos en lugares apartados entre las montañas.—
Joyas
de los Testimonios 2:165-166 (1885)
.
Aún habrá algunos justos en las ciudades después que se haya
promulgado el decreto de muerte
En el tiempo de angustia, huimos de todas las ciudades y pueblos,
pero los malvados nos perseguían y entraban a cuchillo en las casas
de los santos.—
Primeros Escritos, 34 (1851)
.
Cuando los santos salieron de las villas y ciudades, los persi-
guieron los malvados con intento de matarlos. Pero las espadas
levantadas contra el pueblo de Dios se quebraron y cayeron tan
inofensivas como briznas de paja. Los ángeles de Dios escudaron a
los santos.—
Primeros Escritos, 284 (1858)
.
Por más que un decreto general haya fijado el tiempo en que los
observadores de los mandamientos puedan ser muertos, sus enemi-
gos, en algunos casos, se anticiparán al decreto y tratarán de quitarles
la vida antes del tiempo fijado. Pero nadie puede atravesar el cordón
de los poderosos guardianes colocados en torno de cada fiel. Algu-
nos son atacados al huir de las ciudades y villas. Pero las espadas
levantadas contra ellos se quiebran y caen como si fueran de paja.
Otros son defendidos por ángeles en forma de guerreros.—
Seguridad
y Paz en el Conflicto de los Siglos, 689 (1911)
.
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