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El zarandeo
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Pronto los hijos de Dios serán probados por intensas pruebas, y
muchos de aquellos que ahora parecen ser sinceros y fieles resultarán
ser vil metal...
Cuando la religión de Cristo sea más despreciada, cuando su
ley sea más menoscabada, entonces deberá ser más ardiente nuestro
celo, y nuestro valor y firmeza más inquebrantables. El permanecer
de pie en defensa de la verdad y la justicia cuando la mayoría nos
abandone, el pelear las batallas del Señor cuando los campeones sean
pocos, ésta será nuestra prueba. En este tiempo, debemos obtener
calor de la frialdad de los demás, valor de su cobardía, y lealtad de
su traición.—
Joyas de los Testimonios 2:31 (1882)
.
Puede parecer que la iglesia está por caer, pero no caerá. Ella
permanece en pie, mientras los pecadores que hay en Sión son
tamizados, mientras la paja es separada del trigo precioso. Es una
prueba terrible, y sin embargo tiene que ocurrir.—
Mensajes Selectos
2:436 (1886)
.
[185]
Conforme vaya acercándose la tempestad, muchos que profesa-
ron creer en el mensaje del tercer ángel, pero que no fueron santi-
ficados por la obediencia a la verdad, abandonarán su fe, e irán a
engrosar las filas de la oposición.—
Seguridad y Paz en el Conflicto
de los Siglos, 666 (1911)
.
Los fieles de Dios serán dados a conocer
El Señor tiene siervos fieles que en el tiempo de prueba del
zarandeo serán dados a conocer. Hay siervos preciosos, ahora en
oculto, que no han doblado su rodilla ante Baal. No han tenido la luz
que ha estado brillando sobre vosotros con un resplandor intenso.
Pero puede ser que el brillo puro de un carácter cristiano genuino
se revele bajo una apariencia tosca y no atractiva. Durante el día
miramos al cielo, pero no vemos las estrellas. Están allí, fijas en el
firmamento, pero el ojo no puede distinguirlas. Durante la noche
contemplamos su genuino resplandor.—
Testimonies for the Church
5:80-81 (1882)
.
Siempre que ocurre la persecución, los testigos toman decisiones,
ya sea por Cristo o en contra de él. Aquellos que simpatizan con los
hombres condenados injustamente, que no muestran encono contra
ellos, revelan su afecto por Cristo.—ST Febrero 20, 1901.