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Las siete últimas plagas y los justos (el gran tiempo de angustia, parte 2)
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tiempo de angustia nadie trabajará con sus manos. Sus sufrimientos
serán mentales, y Dios les proveerá de alimento.—
Manuscrito 2,
1858
.
El tiempo de angustia está ante nosotros, y entonces una severa
necesidad requerirá que el pueblo de Dios se niegue a sí mismo y
coma meramente lo suficiente para sostener la vida, pero Dios nos
preparará para ese tiempo. En esa hora terrible nuestra necesidad
será la oportunidad de Dios para impartir su poder fortificante y
sostener a su pueblo.—
Testimonies for the Church 1:206 (1859)
.
Pan y agua es todo lo que se promete al remanente en el tiempo
de angustia.—
La Historia de la Redención, 133 (1870)
.
En el tiempo de angustia que vendrá inmediatamente antes de
la venida de Cristo, los justos serán resguardados por el ministerio
de los santos ángeles.—
Historia de los Patriarcas y Profetas, 261
(1890)
.
No intercesor, pero constante comunión con Cristo
Cristo ha hecho propiciación por su pueblo y borrado sus peca-
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dos. El número de sus súbditos está completo...
Cuando él abandone el santuario, las tinieblas envolverán a las
habitantes de la tierra. Durante ese tiempo terrible, los justos deben
vivir sin intercesor, a la vista del santo Dios.—
Seguridad y Paz en el
Conflicto de los Siglos, 671-672 (1911)
.
¿Olvidará el Señor a su pueblo en esa hora de prueba?... Aunque
los enemigos los arrojen a la cárcel, las paredes de los calabozos no
pueden interceptar la comunicación entre sus almas y Cristo. Aquel
que conoce todas sus debilidades, que ve todas sus pruebas, está
por encima de todos los poderes de la tierra; y acudirán ángeles
a sus celdas solitarias, trayéndoles luz y paz del cielo. La prisión
se volverá palacio, pues allí moran los que tienen mucha fe, y los
lóbregos muros serán alumbrados con luz celestial como cuando
Pablo y Silas oraron y alabaron a Dios a medianoche en el calabozo
de Filipos.—
Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 684-685
(1911)
.
Si los hombres tuviesen la visión del cielo, verían compañías de
ángeles poderosos en fuerza estacionados en torno de los que han
guardado la palabra de la paciencia de Cristo. Con ternura y simpatía,