Página 29 - Eventos de los

Basic HTML Version

Señales del pronto regreso de Cristo
25
Una experiencia con un falso profeta
Anoche un joven—un extraño para todos nosotros, pero que
profesaba ser un hermano de Victoria [Australia]—nos llamó y
pidió ver a la Hna. White. Estaba anocheciendo y decliné verlo.
Sin embargo, lo invitamos a permanecer con nosotros durante la
noche y a desayunar. Después de nuestro habitual culto matutino,
cuando nos disponíamos a atender nuestros diferentes trabajos, este
joven se puso de pie y con un gesto dominante nos pidió que nos
sentásemos. Dijo: “¿Tienen ustedes algún himnario? Cantaremos un
himno y luego tengo un mensaje para darles”. Yo contesté: “Si tiene
un mensaje, délo sin demora, porque tenemos mucho apremio para
despachar la correspondencia a los Estados Unidos y no tenemos
tiempo que perder”. El entonces comenzó a leer algo que había
escrito, que entre otras cosas declaraba que el juicio ha comenzado
ahora sobre los vivos...
Lo escuché mientras proseguía y finalmente le dije: “Mi her-
mano, usted no está exactamente en sus cabales. Diga claramente
cómo su mensaje nos afecta a nosotros. Por favor, permítanos saber-
lo de inmediato. Su mente está demasiado tensa; usted comprende
mal su trabajo. Mucho de lo que ha dicho está de acuerdo con la
Biblia, y creemos cada palabra de ello. Pero usted está muy alterado.
Por favor, diga lo que tiene para nosotros”.
Bien, él dijo que debíamos empacar y trasladarnos inmediata-
mente a Battle Creek. Le pedí sus razones y repuso: “Para dar este
mensaje de que el juicio ha comenzado sobre los vivos”. Le contesté:
“La obra que el Señor nos ha dado todavía no ha sido terminada.
Cuando nuestro trabajo aquí esté completado, estamos seguros que
el Señor nos hará saber que es tiempo de trasladarnos a Battle Creek,
[22]
en vez de enseñarle a usted cuál es nuestro deber”... Lo dejé para
que el hermano Starr hablase más con él, mientras yo reanudaba mi
tarea de escribir.
Le dijo al Hno. Starr que cuando la Hna. White le habló tan
amablemente, y sin embargo con tanta autoridad, comenzó a ver que
había cometido un error, que las impresiones que lo habían impul-
sado tan fuertemente no eran consecuentes ni razonables. Aunque
nuestra familia es grande, integrada por diez miembros, además de
tres visitantes, decidimos que este joven permaneciese con nosotros