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Eventos de los Últimos Días
gran día que vendrá. No debemos vivir en base a una agitación
relacionada con el tiempo...
Usted no podrá decir que él [Jesús] vendrá dentro de uno, dos o
cinco años, ni tampoco tiene que postergar su venida diciendo que
tal vez no ocurra por diez o veinte años.—RH, 22 de marzo de 1892.
Nos estamos acercando al gran día de Dios. Las señales se están
cumpliendo. Y sin embargo, no tenemos un mensaje que nos diga el
día y la hora de la aparición de Cristo. El Señor nos ha encubierto
sabiamente este asunto para que siempre podamos estar en un estado
de expectación y preparación para la segunda aparición de nuestro
[34]
Señor Jesucristo en las nubes del cielo.—
Carta 28, 1897
.
El tiempo exacto de la segunda venida del Hijo del hombre es
un misterio de Dios.—
El Deseado de Todas las Gentes, 586 (1898)
.
Nuestro mensaje no consiste en fijar una fecha
No pertenecemos a ese grupo que define el tiempo exacto que
transcurrirá antes de la segunda venida de Jesús con poder y gran
gloria. Algunos han fijado una fecha, y cuando ésta ha pasado, su
espíritu presuntuoso no ha aceptado la reprensión, sino que han fijado
otra y otra fecha. Pero muchos fracasos sucesivos los han acuñado
como falsos profetas.—
Fundamentals of Christian Education, 335
(1895)
.
Dios no le da a ningún hombre un mensaje de que pasarán cinco
o diez o veinte años antes de que concluya la historia de esta tierra.
El no quiere darle a ningún ser viviente una excusa para demorar
la preparación para su venida. El espera que nadie diga, como lo
hizo el siervo infiel: “Mi señor tarda en venir”, porque esto conduce
a un descuido temerario de las oportunidades y privilegios para
prepararnos para ese gran día.—RH, 27 de noviembre de 1900.
La fijación de fechas conduce a la incredulidad
Por haber pasado repetidas veces la fecha fijada por algunos, el
mundo se encuentra en un estado de incredulidad más decidida que
antes con respecto al próximo advenimiento de Cristo. El mundo
[35]
considera con disgusto el fracaso de los que fijaron fechas; y porque
hubo hombres que se dejaron seducir de este modo, muchos se