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Eventos de los Últimos Días
Nuestra posición ha sido de esperar y velar, sin que se proclame
un tiempo [o fecha] que tenga lugar entre el fin de los períodos
proféticos en 1844 y el momento de la venida de nuestro Señor.—
Manuscript Release 10:270 (1888)
.
La gente no tendrá otro mensaje acerca de un tiempo definido.
Después de este lapso (
Apocalipsis 10:4-6
), que ahora abarca desde
1842 a 1844, no puede haber ningún cómputo definido de tiempo
profético. El cálculo más prolongado llega hasta el otoño de 1844.—
Comentario Bíblico Adventista 7:982 (1900)
.
Elena G. de White esperaba el regreso de Cristo en sus días
Se me mostró el grupo presente en la Conferencia. Dijo el ángel:
[37]
“Algunos serán alimento para los gusanos, algunos sufrirán las siete
últimas plagas, algunos estarán vivos y permanecerán sobre la tierra
para ser trasladados en la venida de Jesús”.—
Testimonies for the
Church 1:131-132 (1856)
.
Puesto que el tiempo es corto, debiéramos trabajar con diligen-
cia y doblada energía. Nuestros hijos quizás nunca entren en la
universidad.—
Testimonies for the Church 3:159 (1872)
.
No es realmente sabio tener hijos ahora. El tiempo es corto, están
sobre nosotros los peligros de los últimos días, y los hijos pequeños
serán mayormente arrebatados antes de esto.—
Carta 48, 1876
.
En esta época del mundo, cuando las escenas de la historia terre-
nal están por clausurarse pronto, y estamos por entrar en el tiempo de
angustia como nunca lo hubo, cuantos menos sean los casamientos
contraídos, mejor para todos, tanto hombres como mujeres.—
Joyas
de los Testimonios 2:124 (1885)
.
Vendrá la hora, no está muy lejana, y algunos de nosotros que
ahora creemos, estaremos vivos sobre la tierra y veremos el cumpli-
miento de la predicción, y oiremos la voz del arcángel y la trompeta
de Dios que resuena desde la montaña, la llanura y el mar hasta las
partes más distantes de la tierra.—RH, 31 de julio de 1888.
El tiempo de prueba está precisamente delante de nosotros, pues
el fuerte pregón del tercer ángel ya ha comenzado en la revelación
de la justicia de Cristo, el Redentor que perdona los pecados.—
Mensajes Selectos 1:425 (1892)
.
[38]