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La vida devocional del remanente
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El ejemplo de Enoc
Enoc caminó con Dios por trescientos años antes de su traslación
al cielo, y el estado del mundo no era entonces más favorable para
la perfección del carácter cristiano que lo que es ahora. ¿Y cómo
caminó Enoc con Dios? Educó su mente y corazón para sentir
siempre que estaba en la presencia de Dios, y cuando se encontraba
en perplejidad, sus oraciones ascendían para que Dios lo guardase.
Rehusó escoger cualquier curso de acción que ofendiese a Dios.
Continuamente mantuvo al Señor delante de sí. Su oración era: “En-
séñame tu camino para que no pueda errar. ¿Qué es lo que tú deseas
de mí? ¿Qué haré para honrarte, mi Dios?” Así se mantuvo constan-
temente eligiendo su camino y su curso de acción en armonía con
los mandamientos de Dios, y tenía perfecta seguridad y confianza en
que su Padre celestial lo ayudaría. No tenía un pensamiento ni una
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voluntad propia. Todo estaba sumergido en la voluntad de su Padre.
Enoc fue un representante de aquellos que estarán sobre la tierra
cuando Cristo venga, que serán trasladados al cielo sin ver muerte.—
Sermons and Talks 1:32 (1886)
.
Enoc tuvo tentaciones así como nosotros. Estuvo rodeado por una
sociedad que no fue más amiga de la justicia que la que nos rodea a
nosotros. La atmósfera que respiraba estaba contaminada de pecado
y corrupción lo mismo que la nuestra, sin embargo vivió una vida
de santidad. No se dejó contaminar por los pecados prevalecientes
de la época en que vivió. De la misma manera podemos nosotros
permanecer puros e incorruptos.—
Testimonies for the Church 2:122
(1868)
.
Recordad las bendiciones pasadas de Dios
Como he participado en todo paso de avance hasta nuestra con-
dición presente, al repasar la historia pasada puedo decir: “¡Alabado
sea Dios!” Al ver lo que el Señor ha hecho, me lleno de admiración
y de confianza en Cristo como director. No tenemos nada que te-
mer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor
nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia
pasada.—
Notas Biográficas de Elena G. de White, 216 (1902)
.