Página 102 - El Evangelismo (1994)

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El Evangelismo
La obra de cada obrero fiel está junto al corazón de Aquel que se
dio a sí mismo por la redención de la humanidad.—
Carta 21, 1903
.
El pastor-evangelista
—Un solo hombre, usualmente, realiza el
trabajo que deberían hacer dos; y esto porque la obra del evangelista
se relaciona necesariamente con la del pastor, colocando así una
doble carga sobre el obrero.—
Testimonies for the Church 4:260
(1876)
.
Confianza en el nuevo obrero
—No tema el obrero que, porque
un nuevo obrero se pone en contacto con el pueblo, se interrumpirá el
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interés despertado y la obra en la que él está empeñado se malogrará.
Mantened vuestras manos fuera del arca, porque Dios cuidará
su obra. Una luz adicional surgirá de los hombres que son enviados
por Dios, que son obreros juntamente con Dios, de modo que los
obreros que ya estaban en el campo deberían recibir cordialmente a
los mensajeros de Dios, deberían tratarlos con respeto e invitarlos a
unirse con ellos y a hablar a la gente.—
Manuscrito 21, 1894
.
Evitemos la excesiva organización
El movimiento no implica necesariamente vida
—Lo que da
evidencia de vida no son las teorías ortodoxas, ni la feligresía en la
iglesia, ni la realización diligente de ciertas tareas. En una antigua
torre de Suiza vi la imagen de un hombre que se movía como si
estuviese vivo. Parecía un hombre vivo, y le hablé cuando me acer-
qué al él como si él me pudiese oír. Pero aunque esa imagen parecía
estar viva, no poseía vida real. Era movida por unos dispositivos
mecánicos.
El movimiento no implica necesariamente vida. Podemos cum-
plir todas las formas y las ceremonias de la religión, pero a menos
que estemos vivos en Cristo, nuestra obra carecerá de valor. El Señor
pide cristianos vivientes, actuantes y creyentes.—
The Review and
Herald, 21 de abril de 1903
.
Invenciones inútiles que estorban el trabajo
—Los hombres
hacen la obra de promover la verdad diez veces más difícil de lo que
realmente es, al tratar de arrancar la obra de las manos de Dios para
colocarla en sus propias manos finitas. Piensan que constantemente
deben estar inventando algo para conseguir que los hombres hagan
cosas que ellos suponen que esas personas deberían llevar a cabo.