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El Evangelismo
discusiones, ora sean orales o escritas, resultan en más daño que
bien.—
Testimonies for the Church 3:213 (1872)
.
Las discusiones no pueden evitarse siempre... La gente a quien le
gusta ver a los oponentes combatirse, puede clamar por la discusión.
Otros, que desean oír las evidencias de ambos lados, pueden urgir a
que se efectúe la discusión con un motivo perfectamente honesto;
pero cuandoquiera puedan evitarse las discusiones, debiera evitár-
selas... Dios es rara vez glorificado o la verdad impulsada en estos
combates.—
Testimonies for the Church 3:424 (1875)
.
[123]
A veces hay que hacer frente a los oponentes
—Hay ocasiones
en que sus deslumbradoras presentaciones torcidas han de ser enfren-
tadas. Cuando éste es el caso, debe hacérselo rápida y brevemente, y
entonces debiéramos continuar con nuestro trabajo.—
Testimonies
for the Church 3:37 (1872)
.
Aceptar el desafío, pero no desafiar
—En la presentación de
una verdad impopular, que envuelve una pesada cruz, los predicado-
res deben ser cuidadosos de que toda palabra sea como Dios quisiera
que fuera. Sus palabras nunca deben cortar. Deben presentar la ver-
dad con humildad, con el más profundo amor a las almas, y con un
fervoroso deseo por su salvación, dejando que la verdad corte. No
deben desafiar a los predicadores de otras denominaciones y tratar
de provocar un debate. No deben ocupar una posición semejante a la
que ocupó Goliat cuando desafió a los ejércitos de Israel. Israel no
desafió a Goliat, sino que éste manifestó orgullosa jactancia contra
Dios y su pueblo. El desafío, la jactancia, y los escarnios deben
venir de los opositores de la verdad, que desempeñan el papel de
Goliat. Pero nada de este espíritu debe verse en aquellos a quienes
Dios envió para proclamar el último mensaje de amonestación a un
mundo sentenciado...
Si ellos, cual David, son puestos en una posición donde la causa
de Dios realmente les exige hacer frente a alguien que desafía a
Israel, y si avanzan con la fuerza de Dios, dependiendo plenamente
de él, él los conducirá y hará que su verdad triunfe gloriosamente.
Cristo nos dio un ejemplo. “Pero cuando el arcángel Miguel con-
tendía con el diablo, disputando sobre el cuerpo de Moisés, no se
atrevió a usar de juicio de maldición contra él, sino que dijo: El
Señor te reprenda”.—
Testimonies for the Church 3:218-220 (1872)
.