El esfuerzo público
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El espíritu de controversia coloca un fundamento débil
—El
espíritu de debate, de controversia, es un medio que Satanás usa para
despertar el espíritu combativo y así eclipsar la verdad tal como es
en Jesús. Muchos, de esta manera, han sido rechazados en lugar de
ganados para Cristo...
Se anima un espíritu de controversia. Muchos se espacian ex-
clusivamente en temas doctrinales, en tanto que la naturaleza de la
verdadera piedad, la piedad experimental, recibe poca atención. Je-
sús, su amor y su gracia, su abnegación y sacrificio, su mansedumbre
y tolerancia, no son presentados ante la gente como debieran serlo.
Los errores que existen por doquiera han fijado su veneno mortal
cual parásitos sobre las ramas de la verdad y en muchas mentes han
llegado a ser identificados con ellas; muchos que han aceptado la
verdad la enseñan con un espíritu áspero. Se da un falso concep-
to de ella a la gente, y se anulan sus efectos sobre aquellos cuyos
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corazones no son suavizados y dominados por el Espíritu Santo...
Es esencial que todos disciernan y aprecien la verdad; por lo
tanto, es de la mayor importancia que la simiente de la Palabra
caiga en terreno preparado para su recepción. El problema para cada
uno de nosotros individualmente debe ser: ¿Cómo sembraremos las
preciosas semillas de la verdad, de manera que no se pierdan, sino
que broten y produzcan una cosecha, a fin de que traigan gavillas
para el Maestro?—
The Review and Herald, 9 de febrero de 1892
.
Peligro de la agitación y de las decisiones impremeditadas
—
Cuando el interés aumenta firmemente y la gente obra guiada por la
comprensión, no por impulso sino por principio, ese interés es más
saludable y durable que el interés que se crea repentinamente como
resultado de una gran excitación motivada por un debate donde am-
bos bandos disputan con acaloramiento en favor y en contra de la
verdad. Esto crea una feroz oposición, la gente toma posiciones y
se realizan decisiones impremeditadas. Como resultado de esto se
crea una situación acalorada. No hay serenidad ni discernimiento.
Cuando pasa este acaloramiento, o cuando ocurre una reacción como
resultado de un manejo indiscreto, ya no es posible volver a despertar
el interés. Los sentimientos y los afectos de la gente fueron conmo-
vidos, pero sus conciencias no fueron convencidas y sus corazones
no se quebrantaron ni humillaron delante de Dios.—
Testimonies for
the Church 3:218 (1872)
.