Página 152 - El Evangelismo (1994)

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El Evangelismo
La reputación de ser un orador interesante
—Poned en vues-
tra obra todo el entusiasmo que podáis. Sean cortos vuestros discur-
sos. Existen dos razones por las cuales debéis hacerlo. Una es que
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podéis ganar la reputación de ser un predicador interesante. Otra es
que podéis preservar vuestra salud.—
Carta 112, 1902
.
Sermones con ideas lozanas
—Nunca canséis a los oyentes con
largos discursos. Esto no es sabio. Durante muchos años he estado
insistiendo en este punto, tratando de que nuestros hermanos ser-
moneen menos y dediquen su tiempo y su fuerza a hacer sencillos
los puntos importantes de la verdad, pues todo punto será moti-
vo del asalto de nuestros oponentes. Todo el que esté relacionado
con la obra debe mantener ideas lozanas... y con tacto y previsión
haced todo lo que esté a vuestro alcance para interesar a vuestros
oyentes.—
Carta 48, 1886
.
Aplicad la verdad al corazón
—Aplíquese en todo discurso la
verdad al corazón, para que todo el que oiga entienda, y para que los
hombres, las mujeres y los jóvenes revivan ante Dios.—
Testimonios
para los Ministros, 258 (1896)
.
Fácil de comprender
—Predicad la Palabra de manera que sea
fácil de comprenderla. Traed a los oyentes precisamente adonde está
Cristo Jesús, en el cual se centralizan sus esperanzas de vida eterna...
Al traerles la Palabra de Dios, presentándola en un lenguaje sencillo,
la simiente crecerá, y después de un tiempo tendréis una cosecha.
La siembra de la simiente es vuestro trabajo; la propagación de la
semilla es la obra divina del Señor.—
Carta 34, 1896
.
Piedad práctica en todo discurso
—Es más difícil alcanzar los
corazones de los hombres hoy en día de lo que era hace veinte
años. Pueden presentarse los argumentos más convincentes, y sin
embargo, los pecadores parecen tan lejos de la salvación como lo
estuvieron siempre. Los pastores no deben predicar sermón tras
sermón solamente sobre temas doctrinales. La piedad práctica debe
encontrar lugar en todo discurso.—
The Review and Herald, 23 de
abril de 1908
.
Predicad las realidades del mensaje
—En cierta ocasión, cuan-
do Bertteton, célebre actor, estaba cenando con el Dr. Sheldon, ar-
zobispo de Canterbury, éste le dijo: “Le ruego, Sr. Betterton, que
me diga por qué vosotros los actores dejáis a vuestros auditorios tan
poderosamente impresionados hablándoles de cosas imaginarias”.