Página 17 - El Evangelismo (1994)

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Capítulo 1—El desafío a evangelizar
La proclamación del mensaje
La comisión que Cristo dio de enseñar
—Las últimas palabras
que Cristo dijo a sus discípulos fueron: “He aquí yo estoy con
vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. “Por tanto, id, y
haced discípulos a todas las naciones”.
Mateo 28:20, 19
. Id hasta
los más apartados confines del globo habitado, y sabed que doquiera
vayáis, mi presencia os asistirá...
A nosotros también se nos da la misma comisión. Se nos ordena
que avancemos como mensajeros de Cristo, a fin de enseñar, instruir
y persuadir a hombres y mujeres, instándolos a prestar atención a la
palabra de vida. A nosotros también se nos asegura la permanente
presencia de Cristo. Cualesquiera fueren las dificultades con las
cuales tengamos que contender, cualesquiera las pruebas que de-
bamos soportar, la siguiente promesa llena de gracia nos pertenece
constantemente: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta
el fin del mundo”.—
Manuscrito 24, 1903
.
El mensaje es una fuerza dinámica
—En el mandato dirigido
a sus discípulos, Cristo no sólo esbozó su obra, sino que les dio su
mensaje. Enseñad al pueblo, dijo, “que guarden todas las cosas que
os he mandado”. Los discípulos habían de enseñar lo que Cristo
había enseñado, y eso incluye lo que él había dicho, no solamente
en persona, sino por todos los profetas y maestros del Antiguo Tes-
tamento. Excluye la enseñanza humana. No da cabida a la tradición,
a las teorías y concluciones humanas, ni a la legislación eclesiástica.
Ninguna ley ordenada por la autoridad eclesiástica está incluida
en el mandato. Nada de estas cosas han de enseñar los siervos de
Cristo. “La ley y los profetas”, con el relato de sus propias palabras
y acciones, son el tesoro confiado a los discípulos para ser dado al
mundo...
El Evangelio no ha de ser presentado como una teoría sin vida,
sino como una fuerza viva para cambiar la vida. Dios desea que los
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