Página 18 - El Evangelismo (1994)

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El Evangelismo
que reciben su gracia sean testigos de su poder.—
El Deseado de
Todas las Gentes, 766 (1898)
.
A la Iglesia se le confió el mensaje
—Vivimos actualmente en
las escenas finales de la historia de este mundo. Que los hombres
tiemblen al percatarse de la responsabilidad de conocer la verdad.
El mundo está llegando a su fin. La consideración correcta de todas
estas cosas inducirá a todos a consagrar a su Dios cuanto tienen y
cuanto son...
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Recae sobre nosotros la grave responsabilidad de amonestar a
un mundo con respecto a su condenación venidera. De todas partes,
de lejos y de cerca, nos llegan pedidos de ayuda. La iglesia, piado-
samente consagrada a la obra, ha de llevar este mensaje al mundo:
Venid al banquete del Evangelio; la cena está preparada, venid...
Han de ganarse coronas, coronas inmortales. Ha de conquistarse el
reino de los cielos. Ha de ser iluminado un mundo que perece en el
pecado. Ha de ser hallada la perla perdida. Hay que volver a poner la
oveja perdida a salvo en el redil. ¿Quién se unirá al grupo de los que
buscan? ¿Quién llevará la luz a aquellos que andan errantes en la
oscuridad del error?—
The Review and Herald, 23 de julio de 1895
.
La crisis actual
—Debiéramos sentir ahora la responsabilidad
de trabajar con intenso fervor en impartir a otros las verdades que
Dios ha dado para este tiempo. No podemos excedernos en nuestro
fervor... Ahora es el momento de dar la última amonestación. Hay
un poder especial en la presentación de la verdad en el tiempo actual;
pero ¿cuánto tiempo durará? Tan sólo un poquito. Si alguna vez
hubo una crisis es ahora
Todos están decidiendo ahora su destino eterno. Es necesario
despertar a los hombres para que comprendan la solemnidad del
tiempo, la proximidad del día en que terminará el tiempo de prueba
de los hombres. Deben hacerse esfuerzos definidos para presentar
a la gente y en forma descollante el mensaje para este tiempo. El
tercer ángel ha de ir con gran poder.—
Joyas de los Testimonios
2:371 (1900)
.
Nuestra verdadera obra es la evangelización
—La obra evan-
gélica, la tarea de abrir las Escrituras a otros, el amonestar a hombres
y mujeres acerca de lo que sobrevendrá al mundo, ha de ocupar más
y más el tiempo de los siervos de Dios.—
The Review and Herald, 2
de agosto de 1906
.