Página 188 - El Evangelismo (1994)

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El Evangelismo
celestial, y allí está realizando la obra final de su misión sacerdotal,
en cumplimiento de las palabras del ángel comunicadas al profeta
Daniel: “Hasta dos mil y trescientos días de tarde y mañana; y el
santuario será purificado”.
Nuestra fe con referencia al mensaje del primero, el segundo y el
tercer ángeles, era correcta. Los grandes hitos por los cuales hemos
pasado son inconmovibles. Aun cuando las huestes del infierno
intenten derribarlos de sus fundamentos, y triunfar en el pensamiento
de que han tenido éxito, no alcanzarán su objetivo. Estos pilares de
verdad permanecen tan incólumes como las montañas eternas, sin
ser conmovidos por todos los esfuerzos de los hombres combinados
con los de Satanás y su hueste. Podemos aprender mucho, y debemos
estar constantemente escudriñando las Escrituras para ver si estas
cosas son así. El pueblo de Dios ha de tener ahora sus ojos fijos
en el santuario celestial, donde se está realizando el servicio final
de nuestro gran Sumo Sacerdote en la obra del juicio: donde él
está intercediendo por su pueblo.—
The Review and Herald, 27 de
noviembre de 1883
.
La verdad central de una teología sencilla
—Debe enseñarse
en toda escuela establecida la más sencilla teoría teológica. En esta
teoría, la expiación de Cristo debe ser la gran esencia, la verdad
central. El tema maravilloso de la redención debe ser presentado a
los estudiantes.—
Manuscrito 156, 1898
.
La seriedad de la verdad del santuario
—Mientras Cristo está
purificando el santuario, los adoradores en la tierra deben repasar
cuidadosamente su vida, y comparar su carácter con la norma de
justicia.—
The Review and Herald, 8 de abril de 1890
.
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La predicación de la doctrina del santuario es respaldada
por el Espíritu Santo
—Durante más de medio siglo, los diferentes
puntos de la verdad presente se han objetado y han sido materia
de oposición. Se han presentado como verdades nuevas teorías que
no eran verdades y el Espíritu de Dios reveló su error. A medida
que se presentaban los grandes pilares de la fe, el Espíritu Santo les
prestaba su testimonio, y especialmente esto es cierto con respecto a
las verdades del santuario. Muy repetidamente el Espíritu Santo ha
respaldado de una manera notable la predicación de esta doctrina.
Pero hoy en día, así como en lo pasado, algunos serán inducidos a