Página 187 - El Evangelismo (1994)

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La predicación de las verdades distintivas
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El centro de la obra de expiación de Cristo
—El pueblo de
Dios debería comprender claramente el asunto del santuario y del
juicio investigador. Todos necesitan conocer por sí mismos el mi-
nisterio y la obra de su gran Sumo Sacerdote. De otro modo, les
será imposible ejercitar la fe tan esencial en nuestros tiempos, o
desempeñar el puesto al que Dios los llama. Cada cual tiene un
alma que salvar o perder. Todos tienen una causa pendiente ante el
tribunal de Dios. Cada cual debería encontrarse cara a cara con el
gran Juez. ¡Cuán importante es, pues, que cada uno contemple a
menudo de antemano la solemne escena del juicio en sesión, cuando
serán abiertos los libros, cuando con Daniel, cada cual tendrá que
estar en pie al fin de los días!
Todos los que. han recibido la luz sobre estos asuntos deben
dar testimonio de las grandes verdades que Dios les ha confiado.
El santuario en el cielo es el centro mismo de la obra de Cristo en
favor de los hombres. Concierne a toda alma que vive en la tierra.
Nos revela el plan de la redención, nos conduce hasta el fin mismo
del tiempo y anuncia el triunfo final de la lucha entre la justicia y el
pecado. Es de la mayor importancia que todos investiguen a fondo
estos asuntos, y que estén siempre prontos a dar respuesta a todo
aquel que les pidiere razón de la esperanza que hay en ellos.—
El
Conflicto de los Siglos, 542, 543 (1888)
.
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La clave para un completo sistema de verdad
—El asunto del
santuario fue la clave que aclaró el misterio del engaño de 1844.
Reveló todo un sistema de verdades, que formaban un conjunto
armonioso y demostraban que la mano de Dios había dirigido el
gran movimiento adventista, y al poner de manifiesto la situación y la
obra de su pueblo le indicaba cuál era su deber de allí en adelante.—
El Conflicto de los Siglos, 476 (1888)
.
Los ojos fijos en el santuario
—Como pueblo, debemos ser es-
tudiantes fervorosos de la profecía; no debemos descansar hasta que
entendamos claramente el tema del santuario, que ha sido presentado
en las visiones de Daniel y de Juan. Este asunto arroja gran luz sobre
nuestra posición y nuestra obra actual, y nos da una prueba irrefu-
table de que Dios nos ha dirigido en nuestra experiencia pasada.
Explica nuestro chasco de 1844, mostrándonos que el santuario que
había de ser purificado, no era la tierra, como habíamos supuesto,
sino que Cristo entró entonces en el lugar santísimo del santuario