Página 194 - El Evangelismo (1994)

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El Evangelismo
principio algo definido que decir sobre la ley. Más después que sus
corazones entraban en calor con la presentación de Cristo como
el don de Dios a este mundo, y de lo que comprendía la obra del
Redentor al hacer el costoso sacrificio para manifestar el amor de
Dios al hombre, mostraba con la más elocuente sencillez ese amor
por todo el género humano—tanto judíos como gentiles—para que
pudieran salvarse entregando sus corazones al Señor. Así, una vez
que, enternecidos y subyugados se entregaban al Señor, presentaba
la ley de Dios como la prueba de su obediencia. Esta era la manera
en que trabajaba: adaptaba sus métodos para ganar almas.—
Special
Testimonies, Series A 6:55 (1895)
.
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Primero los principios fundamentales
—No hagáis prominen-
tes los rasgos del mensaje que son una condenación de las cos-
tumbres y prácticas de la gente, hasta que los oyentes tengan una
oportunidad de conocer que somos creyentes en Cristo, que creemos
en su divinidad y en su preexistencia. Sea el testimonio del Redentor
del mundo el tema en el cual nos espaciemos.—
Testimonies for the
Church 6:58 (1900)
.
Predicamos el Evangelio
—Comprendan los que no son de
nuestra fe que predicamos el Evangelio así como la ley, y se re-
gocijarán por estas verdades, y muchos se decidirán en favor de la
verdad.—
Carta 1, 1889
.
Convencerá de pecado
—La ley y el Evangelio, revelados en la
Palabra, han de ser predicados a la gente; pues la ley y el Evangelio
combinados, convencerán del pecado. La ley de Dios, aun cuando
condene el pecado, señala el Evangelio, revelando a Jesucristo, en
el cual “habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente”. La
gloria del Evangelio refleja luz sobre la era judaica, dando significado
a toda la economía hebrea de símbolos y sombras. Así, tanto la ley
como el Evangelio, están combinados. En ningún discurso se los
debe divorciar.—
Manuscrito 21, 1891
.
Los religionistas generalmente han divorciado la ley y el Evan-
gelio, en tanto que nosotros, por otra parte, casi hemos hecho lo
mismo desde otro punto de vista. No hemos mantenido ante la
gente la justicia de Cristo y el pleno significado de su gran plan
de redención. Hemos descartado a Cristo y su amor incompara-
ble; hemos introducido teorías y razonamientos, y hemos predicado
argumentos.—
Manuscrito 24, 1890
.