Página 257 - El Evangelismo (1994)

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Afirmemos el interés
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instruidos más fielmente de lo que generalmente se los ha instruido.
Los principios de la vida cristiana deben ser presentados claramen-
te a los recién venidos a la verdad. Nadie puede depender de su
profesión de fe como prueba de que tiene una relación salvadora
con Cristo. No hemos de decir solamente: Yo creo, sino practicar
la verdad. Conformándonos a la voluntad de Dios en nuestras pala-
bras, nuestro comportamiento y carácter, es como probamos nuestra
relación con él. Cuandoquiera que uno renuncie al pecado, que es
la trangresión de la ley, su vida será puesta en conformidad con la
ley, en perfecta obediencia. Esta es la obra del Espíritu Santo. La
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luz de la Palabra estudiada cuidadosamente, la voz de la conciencia,
las súplicas del Espíritu, producen en el corazón verdadero amor a
Cristo, quien se dio como sacrificio completo para redimir toda la
persona: el cuerpo, el alma y el espíritu. Y el amor se manifiesta por
la obediencia.—
Joyas de los Testimonios 2:389, 390 (1900)
.
El bautismo de los hijos
—Los padres cuyos hijos deben ser
bautizados tienen una obra que hacer, tanto en lo que se refiere a
examinarse a sí mismos como en cuanto a dar instrucciones fieles
a sus hijos. El bautismo es un rito muy sagrado e importante, y su
significado debe comprenderse cabalmente. Significa arrepentirse
del pecado e iniciar una nueva vida en Cristo Jesús. No debe haber
indebido apresuramiento para recibir este rito. Calculen el costo
tanto los padres como los hijos. Al consentir en que sus hijos sean
bautizados, los padres se comprometen solemnemente a ser fieles
mayordomos para con estos hijos, a guiarlos en la edificación de
su carácter. Se comprometen a cuidar con interés especial estos
corderos del rebaño, a fin de que no deshonren la fe que profesan.
Debe darse instrucción religiosa a los niños desde sus más tiernos
años. Debe serles dada no con espíritu de condenación, sino con
un espíritu alegre y feliz. Las madres necesitan estar en guardia
constantemente, no sea que la tentación llegue a los niños en forma
que no la reconozcan. Los padres han de proteger a sus hijos con
instrucciones sabias y placenteras. Como los mejores amigos de
estos seres inexpertos, deben ayudarles en la obra de vencer, porque
para ellos el ser victoriosos significa todo. Deben considerar que
sus amados hijos que están tratando de hacer lo recto son miembros
más jóvenes de la familia del Señor, y deben sentir intenso interés
por ayudarles a andar rectamente en el camino real de la obediencia.