Capítulo 2—Las masas de la población
metropolitana
A la sombra de la condenación inminente
Millones en las ciudades pronto deberán decidirse
—Las ti-
nieblas espirituales que cubren la tierra actualmente, se ven agra-
vadas en los densos centros de población. Es en las ciudades de las
naciones donde el obrero evangélico encuentra la mayor impeniten-
cia y la mayor necesidad...
Los crímenes y la iniquidad que campean en las ciudades po-
pulosas han alcanzado un nivel abrumador. La perversidad de los
impíos casi escapa a toda comprensión. Muchas ciudades se es-
tán convirtiendo en otras tantas Sodomas ante la vista del cielo. El
aumento de la maldad es tan grande que las masas se aproximan
rápidamente a un punto en su experiencia personal más allá del
cual resultará sumamente difícil alcanzar a los individuos con el
conocimiento salvador del mensaje del tercer ángel. El enemigo de
las almas trabaja con toda pericia para obtener un pleno dominio
de la mente. Y lo que los siervos de Dios realicen para amonestar y
preparar a esa gente para el día del juicio deben hacerlo prestamente.
Las condiciones a que hacen frente los obreros cristianos en
las grandes ciudades, constituyen una solemne exhortación a un
esfuerzo incansable en favor de los millones que viven a la sombra
de la condenación inminente. Los hombres pronto se verán obliga-
dos a efectuar grandes decisiones, y deben tener oportunidad de oír
y de comprender la verdad bíblica, a fin de que puedan decidirse
inteligentemente por el camino recto. Dios pide ahora a sus mensa-
jeros, en términos definidos, que amonesten a las ciudades mientras
la misericordia todavía perdura y mientras las multitudes son aún
susceptibles a la influencia convertidora de la verdad bíblica.—
The
Review and Herald, 7 de abril de 1910
.
En la marcha de la muerte
—Satanás trabaja laboriosamente en
nuestras ciudades populosas. El resultado de su trabajo se advierte
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