Página 27 - El Evangelismo (1994)

Basic HTML Version

Las masas de la población metropolitana
23
en la confusión reinante, en las luchas y las discordias entre las
fuerzas trabajadoras y el capital, y en la hipocresía que ha entrado
en las iglesias. Con el fin de lograr su propósito de que los hombres
no tengan tiempo para meditar, Satanás los mantiene oeupados en
la búsqueda de la alegría y el placer, y dedicados a beber y comer.
Los llena de ambición por llevar a cabo empresas que exalten su
propia personalidad. El mundo se está aproximando paso a paso a
la condición que existía en los días de Noé. Se perpetran todos los
[24]
crímenes imaginables. Los instrumentos satánicos desempeñan su
parte en la estimulación de la concupiscencia de la carne, los deseos
de los ojos, la manifestación de egoísmo, la extralimitación en el
poder, la crueldad y la fuerza empleadas para unir a los hombres
en confederaciones y sindicatos, disponiéndolos en atados para el
terrible fuego de los últimos días. Los hombres llaman “vida” a esta
sucesión de crímenes y locuras...
El mundo, que actúa como si no hubiera Dios, absorto en pro-
pósitos egoístas, experimentará pronto una súbita destrucción, y no
escapará. Muchos continúan en una complacencia descuidada del
yo hasta que llegan a estar tan disgustados con la vida que terminan
con su existencia. Bailando y parrandeando, bebiendo y fumando,
complaciendo sus pasiones animales, marchan como bueyes al ma-
tadero. Satanás está trabajando con todo su arte y encantos para
mantener a los hombres marchando a ciegas, hasta que el Señor se
levante de su lugar para castigar a los habitantes de la tierra por sus
iniquidades, cuando la tierra devolverá su sangre y no cubrirá más
sus muertos. El mundo entero parece empeñado en la marcha de la
muerte.—
Manuscrito 139, 1903
.
Proyectos ambiciosos
—En las ciudades viven hombres y mu-
jeres que cada vez se enredan más en sus asuntos comerciales.
Trabajan desesperadamente en la construcción de edificios cuyas
torres se elevan hacia el cielo. Tienen sus mentes llenas de planes y
proyectos ambiciosos.—
Manuscrito 154, 1902
.
Si las amonestaciones celestiales no son escuchadas
—Se me
pide que declare el mensaje de que las ciudades llenas de transgre-
sión y pecaminosas en extremo, serán destruidas por terremotos,
incendios e inundaciones. Todo el mundo será advertido de que
existe un Dios que hará notoria su autoridad como Dios. Sus agentes