Afirmemos el interés
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ellos fueran llamados “la iglesia del pastor Z”. Ud. quisiera ma-
nipular sus mentes en forma tal que ellos fuesen guiados por los
sentimientos que Ud. elija. Pero Dios no quiere que esto ocurra. Al
fijar las mentes en Ud. mismo, Ud. está desconectando a la gente de
la fuente de su sabiduría y eficacia. La dependencia de ellos no debe
estar en Ud. sino plenamente en Dios. Únicamente así ellos podrán
crecer en la gracia. Dependen de Dios para tener éxito, utilidad y
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poder a fin de ser obreros juntamente con él.—
Carta 39, 1902
.
Son propiedad de Cristo, no nuestra
—Recordemos siempre,
hermano -----, que no importa cuán grande y cuán buena sea la obra
que hace un agente humano, él no se hace propietario de aquellos
que han sido convertidos a la verdad por su medio. Nadie ha de
colocarse bajo el control de un pastor que ha sido el instrumento de
su conversión. En nuestro ministerio, hemos de traer a las almas di-
rectamente a Cristo. Son la propiedad de Cristo, y deben ser siempre
responsables sólo ante él. Toda persona posee una individualidad
que ningún otro puede reclamar.—
Carta 193, 1903
.
Dios ha de recibir la gloria del éxito
—Después que se ha dado
la amonestación, después que la verdad ha sido presentada por medio
de las Escrituras, muchas almas serán convencidas. Entonces se
necesita mucho cuidado. El agente humano no puede hacer la obra
del Espíritu Santo; hemos de ser únicamente canales por los cuales el
Señor trabaja. Demasiado a menudo, si una medida de éxito corona
el esfuerzo del obrero, se introduce un espíritu de suficiencia propia.
Pero no debe haber exaltación del yo; nada debe atribuirse al yo; la
obra es del Señor y su precioso nombre ha de recibir toda la gloria.
Escóndase el yo en Jesús.—
The Review and Herald, 14 de octubre
de 1902
.
El éxito pierde su lustre con la alabanza propia
—Todo hom-
bre que se alaba a sí mismo, empaña el lustre de sus mejores
esfuerzos.—
Testimonies for the Church 4:607 (1881)
.
Debe reconocerse plenamente la labor de los obreros asocia-
dos
—Cada uno ha de efectuar su parte con fidelidad, y cada uno ha
de reconocer el trabajo de su colaborador por la parte que realiza.
No sea codiciosa vuestra conversación, ni os atribuyáis el crédito a
vosotros mismos. Dios ha usado a muchos instrumentos en su obra.
Lo que vosotros habéis hecho es solamente una parte de esa obra.
Otros han trabajado diligentemente y con oración e inteligencia, y