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El Evangelismo
Hay diferentes clases de trabajo que deben realizarse. Las almas
son preciosas para Dios; educadlas, enseñadles, cuando abrazan la
verdad, a llevar responsabilidades. El que ve el fin desde el principio,
que puede fructificar la semilla, estará con Ud. en sus esfuerzos.—
Carta 48, 1886
.
Un ejemplo de una obra cabal de confirmación
—Nuestra
reunión había terminado. Desde el primer día (el 21 de octubre)
hasta el momento presente (10 de noviembre), el interés no ha dis-
minuido. En la primera reunión la gran carpa estaba repleta, y fuera
de ella había mucha gente.
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En las tardes del sábado, domingo y miércoles hablé seis veces a
la gente que se había reunido, y cinco veces a nuestra propia congre-
gación acerca de temas diferentes. Tuvimos un trabajo ministerial
excelente... Se habló la palabra sin vacilaciones ni decaimiento, sino
con la manifestación del Espíritu y de su poder. El interés de la gente
fue superior a cualquier cosa que hayamos visto en otras series de
evangelización en este país. Nos sentimos muy agradecidos al Señor
por esta oportunidad de dar a conocer la luz de la verdad presente.
Tal como ocurrió en los días de Cristo, la gente ahora escucha y que-
da asombrada y cautivada. El testimonio que se oye: “Hasta ahora
nunca había oído nada parecido. ¡Cómo quisiera haber escuchado
antes estas cosas! Nunca imaginé que tales cosas estuviesen en la
Biblia. Comprendo que lo que debo hacer es investigar las Escrituras
como no lo había hecho hasta ahora”.
La Palabra de Dios ha sido en realidad como una espada, pene-
trante y poderosa. La multitud escuchaba con interés durante una
o dos horas sin mostrar señales de cansancio. Me siento tan feliz
y estoy tan agradecida por esto. Alabo al Señor con el corazón, el
alma y la voz...
Hay varios obreros ocupados en cultivar el interés en Stanmore.
Este interés no ha disminuido. La carpa grande ha sido enviada a
Melbourne. La carpa de trece metros está siendo agrandada para
acomodar a tanta gente como sea posible, y ésta será utilizada aquí.
Se ha alquilado una casa para alojar a los obreros y han preparado
una pieza para mí. Si estoy en condiciones de hacerlo, probablemente
iré a Sydney esta semana para unirme a los obreros. Debemos hacer
todo lo posible porque esta serie de conferencias sea todo un éxito.
El pastor Haskell escribe con entusiasmo acerca de la obra en el