La obra en las grandes ciudades norteamericanas
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por cierto que él le proporcionará alivio en la forma como él desee.
Siento agradecimiento al escuchar acerca de la bendición de que ha
gozado la obra en la Nueva Bedford. Confiemos en Dios y aférrese
nuestra fe a él con toda intensidad. Si el Hno.—-no se siente en
libertad para dar sus discursos a fin de establecer un sanatorio en
este momento, es mejor no urgirlo. Las ideas que nosotros pensamos
que son buenas, tal vez no sean las mejores. Dejemos que se haga la
voluntad del Señor.
Deseo intensamente ver que la obra avance con poder en Nueva
Bedford y en Fairhaven, y en muchos otros lugares que necesitan
la verdad tanto como los que he mencionado. Esperamos que en
algún tiempo pueda establecerse un sanatorio en Nueva Bedford.
En esas ciudades se necesitan obreros médicos misioneros. Pero,
apreciada hermana, la dirección de un sanatorio requiere un talento
extraordinario. Hombres probados y de experiencia deben encargarse
de la obra. No basta que sólo una parte de los obreros que se dedican
a la tarea de establecer una institución como ésta sean de experiencia.
Para su propio bíen, para el bien de la institución y para el bien de
la causa en general, es importante que se constituya un equipo de
hombres y mujeres bien calificados para que se encarguen de esa
tarea. El Señor contempla todo el campo, y cuando llega el momento
propicio para iniciar una institución en cierto campo, él puede dirigir
hacia ese lugar las mentes de los hombres y las mujeres que están
mejor preparados para servir en esa institución.
Hay muchos ramos de la obra que deben promoverse. Existe la
oportunidad de que enfermeras bien preparadas vayan a los hogares
y despierten en las familias un interés en la verdad. Hay necesidad
de muchos evangelistas y obreros bíblicos en ciudades rurales tales
como Boston y Nueva Bedford. Esos obreros encontrarán muchas
oportunidades para sembrar la buena simiente. Hay trabajo para cada
obrero enérgico, responsable y fervoroso. La enseñanza de Cristo,
las verdades sencillas enseñadas en sus parábolas, se necesitan hoy
tanto como en los días cuando él vivió personalmente en el mundo.—
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Carta 29, 1905
.
Repetid el mensaje en las ciudades del Este
—¿Qué se está
haciendo en las ciudades del Este que fueron las primeras en reci-
bir el mensaje? Las ciudades del Oeste han tenido ventajas, ¿pero
quiénes en el Este se han preocupado de volver a los lugares que