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El Evangelismo
su influencia pura, sagrada, elevadora y santificadora produciendo
vida espiritual y salvación.—
Carta 53, 1904
.
Reuniones de evangelización para la zona de Washington
—
La ciudad de Washington está rodeada de lugares necesitados de
una acción misionera. En esta ciudad misma hay un pequeño mundo
de almas que no están convertidas, tanto blancas como de color.
¿Quién siente preocupación por ellas? Y hay muchos otros lugares
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importantes que aún no han sido amonestados. Cuando veo este
descuido me siento apesadumbrada. Estoy orando noche y día para
que los dirigentes de la obra experimenten esta misma preocupación.
Los que ya están trabajando, abran el camino para que entren otros
que también desean trabajar y que están calificados para participar
en la acción misionera...
Cerca de Washington, como si fueran nuestras vecinas, hay im-
portantes ciudades que necesitan ser trabajadas. Si nuestros herma-
nos llevan a cabo una obra misionera fervorosa entre las personas
con quienes se relacionan, nuevos campos de labor se abrirán a
nuestro alrededor. Muchas personas que se encuentran establecidos
aquí sentirán la responsabilidad de trabajar por las almas, y desearán
tomar parte activa en la proclamación de la verdad. Rogamos a los
que viven en Takoma Park que se conviertan en obreros juntamente
con Dios en la tarea de levantar el estandarte de la verdad en te-
rritorios donde no se ha trabajado. Empléese para enviar obreros
a las ciudades vecinas de Washington una parte de los cuantiosos
donativos solicitados. Llévese a cabo fielmente una obra de casa en
casa. Las almas perecen fuera del arca que ofrece seguridad. Sea
elevado el estandarte de la verdad por los miembros de la iglesia en
sus vecindarios. Levanten los ministros sus tiendas y prediquen la
verdad con poder a la gente, y vayan luego a otro vecindario para
proclamar la verdad en él.—
Carta 94a, 1909
.
Proclamando un mensaje categórico
—Insto a los creyentes
de Washington que acudan en ayuda del Señor, en ayuda del Señor
contra los poderosos gobernadores de las tinieblas. En esta ciudad y
en sus suburbios se requiere una obra personal. Preparad el camino
del Rey. Elevad cada vez más el estandarte. Hay una obra de evan-
gelización que debe realizarse en Washington y en Baltimore, y en
muchas otras de las grandes ciudades del Sur y del Este. Hay que
combinar la obra de enseñar con la de sanar. Vístanse los pastores