Página 375 - El Evangelismo (1994)

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Obra personal
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hombre sin un traje de bodas, y tuvimos una reunión muy solemne.
Esta dama posteriormente le dijo a mi sobrina, May Walling, que
sentía no haber asistido a todas las reuniones celebradas desde cuan-
do nosotros habíamos llegado. Declaró que no perdería ni una sola
mientras estuviéramos allí.
6 de noviembre.
Habíamos planeado ir en coche a las montañas...
pero yo estaba muy preocupada por los Hnos. H, y pensé que no
debía postergar los asuntos del Señor por querer ir a las montañas.
May Walling y yo no teníamos datos precisos acerca de la dirección
del Hno. H, pero de todos modos salimos en busca de su casa...
Finalmente la encontramos. Dije a los esposos H que habíamos
ido para hablar con ellos. Empezamos a hablar a las 2.30 de la
tarde, y seguimos conversando hasta las 5.00... Procuré hacer todo
lo posible para ayudar a la Hna. H. Ella lloró casi todo el tiempo
mientras conversábamos. Creo que el Espíritu del Señor conmovió
su corazón. Oré con ellos y los encomendé al cuidado de Dios.
7 de noviembre.
Descansé bien durante la noche. Me levanté a
las 4.30 de la madrugada y comencé a escribir. A las 10.00 May
Walling y yo fuimos en coche a visitar a la Hna. E.
8 de noviembre.
Dormí bien en la noche. Durante el día fui a la
casa donde la Hna. F está hospedada con sus hijos. La llevamos en
el coche con nosotros y dimos un buen paseo. Ella es una mujer que
ha pasado por muchas vicisitudes.
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9 de noviembre.
En respuesta a una vehemente invitación, nos
dirigimos a un agradable bosquecillo, donde los padres y los niños
miembros de la escuela sabática celebraban un picnic... Hablé du-
rante una media hora. Había presentes varias personas no creyentes.
10 de noviembre.
Escribí hasta el mediodía, y después de almor-
zar fuimos en coche a Bourdon, para cumplir con el compromiso
de reunirnos con unas hermanas en ese lugar. Tuvimos una preciosa
reunión de oración, creyendo la promesa de Cristo según la cual
donde hay dos o tres reunidos en su nombre él los acompaña para
bendecirlos. Leí acerca de un asunto importante a los presentes, y
hablé con ellos. Trabajé con más intensidad que cuando hablo en
los días sábados, porque pasé con ellos durante unas dos horas. Casi
estaba oscuro cuando llegamos a casa; pero me sentí bendecida por
el Señor y estábamos felices en su amor.