Página 374 - El Evangelismo (1994)

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El Evangelismo
añadió con labios temblorosos—, yo creo que
Patriarcas y Profetas
es el mejor. Ese libro fue el que me sacó del fango”.
Solamente resta añadir que el hermano se puso firmemente de
parte de la verdad. Toda su familia se unió a él, y han sido los
instrumentos para salvar a otras familias.—
The General Conference
Bulletin, 5 de abril de 1901
.
Hablando de la obra con una nueva creyente
—En Canterbury
me presentaron a una señora de unos cuarenta años quien recien-
temente había decidido obedecer la verdad. Su esposo simpatiza
plenamente con ella y hace todo lo posible para llevarla a las reunio-
nes. Tienen una linda casa de campo, que ya han terminado de pagar.
Ella vino al coche y habló conmigo. Dijo que la gente de Canterbury
no acostumbra ir a la iglesia, pero la carpa levantada en—-ha servido
de propaganda, de modo que sienten curiosidad por ver de qué se
trata. En esta forma han sido inducidos a asistir a las reuniones, y
muchos están interesados. Ud. no podría llevarlos a una iglesia o a
un salón, pero están dispuestos a asistir a la carpa...
Esta hermana mencionada, que habló conmigo en el coche donde
yo estaba, dijo: “Estas cosas preciosas de la Biblia son admirables
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para mí. Es extraño que no hayamos podido verlas antes. La Biblia
está llena de riquezas, y quiero tener toda oportunidad posible de
escuchar y aprender, a fin de ayudar a otros. La gente aquí en Can-
terbury necesita esta clase de trabajo. Si Uds. levantan la carpa, ellos
vendrán”.—
Carta 89a, 1895
.
Extractos del diario de E. G. de White del año 1892. 26 de
octubre.
—Habíamos convenido visitar a los Hnos. H, de modo que
hoy después de la comida el pastor Daniells, May Walling y yo
fuimos a cumplir con este compromiso. La Hna. H ha abandonado
su fe como resultado de las tentaciones del enemigo... Después
de una corta conversación todos nos arrodillamos para orar, y el
Señor nos dio su Espíritu Santo. Sentimos la presencia de Dios, y
esperamos definidamente que este esfuerzo no haya sido en vano.
5 de noviembre.
Hoy ha sido un día agradable, pero he estado
casi sin fuerzas. Asistimos a la reunión e invitamos a nuestra vecina
de la casa contigua a ir con nosotros. Accedió de buena gana y pare-
ció quedar muy impresionada. Habló espontáneamente mientras nos
dirigíamos en el coche al lugar de reunión, pero a nuestro regreso
estuvo muy seria y no dijo nada. Yo hablé acerca de la parábola del