Página 416 - El Evangelismo (1994)

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El Evangelismo
Entonación y pronunciación claras
—No hay palabras que
puedan expresar debidamente la profunda bendición del culto ge-
nuino. Cuando los seres humanos cantan con el Espíritu y el enten-
dimiento, los músicos celestiales toman las melodías y se unen al
canto de agradecimiento. El que ha derramado sobre todos los dones
que nos capacitan para ser obreros juntamente con Dios, espera que
sus siervos cultiven sus voces de modo que puedan hablar y cantar
de manera que todos puedan comprender. Lo que se necesita no es
cantar
fuerte,
sino una entonación clara y una pronunciación correc-
ta. Dediquen todos tiempo a cultivar la voz de modo que puedan
cantar las alabanzas a Dios en tonos claros y suaves, sin asperezas
ni chillidos que ofenden el oído. La habilidad de cantar es don de
Dios; utilicémosla para darle gloria.—
Testimonies for the Church
9:143, 144 (1909)
.
Factores que intervienen en la música efectiva
—La música
podría ser un gran poder para el bien, sin embargo no aprovechamos
como debiéramos esta forma de rendir culto. El canto por lo general
se hace por impulso o para satisfacer casos especiales, y otras veces
se deja que los que cantan lo hagan cometiendo errores; en esta
forma la música pierde el efecto que podría ejercer sobre las mentes.
La música debiera tener belleza, sentimiento y poder. Elévense las
voces en cantos de alabanza y devoción. Llamad en vuestro auxilio
instrumentos musicales, si eso es posible, y asciendan hacia Dios las
gloriosas armonías como una ofrenda aceptable.
Pero en ciertas ocasiones es más difícil disciplinar a los que
cantan y conseguir que lo hagan en forma adecuada, que mejorar
los hábitos de oración y exhortación. Muchos quieren hacer las
cosas de acuerdo con su propio método; se oponen a las consultas
y se impacientan cuando otro los dirige. Se requieren planes bien
maduros en el servicio de Dios. El sentido común es algo excelente
en el culto que se rinde al Señor.—
Gospel Workers, 325 (1892)
.
El director celestial de canto
—Se me ha mostrado el orden,
el perfecto orden, en el cielo y he quedado extasiada escuchando
la música perfecta de ese lugar. Después de salir de la visión, el
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canto de aquí me ha parecido muy áspero y discordante. He visto
compañías de ángeles ubicados en una plaza baja, cada uno con una
arpa de oro... Hay un ángel que siempre conduce, que siempre toca
primero el arpa y da la nota, y luego todos se unen en la exquisita