La evangelización por medio del canto
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proponen hacer; pero algunos no hacen estas cosas; no cantan con
el espíritu y con el entendimiento. De igual manera, algunos no
resultan beneficiados con la lectura de la Palabra de Dios, porque no
la incorporan a su propia vida, no la practican.—
The Review and
Herald, 27 de septiembre de 1892
.
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El personal del departamento de música
Personas cuyos corazones estén en el esfuerzo
—En sus es-
fuerzos para alcanzar a la gente, los mensajeros del Señor no han de
seguir los caminos del mundo. En las reuniones que se celebren no
han de depender de cantores mundanos y de despliegue teatral para
despertar el interés. ¿Cómo puede esperarse que los que no tienen
ningún interés en la Palabra de Dios, los que nunca han leído su
Palabra con un sincero deseo de comprender sus verdades, canten
con el espíritu y con el entendimiento? ¿Cómo pueden sus corazo-
nes estar en armonía con las palabras del canto sagrado? ¿Cómo
puede el coro celestial unirse en una música que es solamente una
forma?—
Testimonies for the Church 9:143 (1909)
.
Únicamente cantos sencillos y dulces
—¿Cómo puede Dios
ser glorificado cuando dependéis para vuestros cantos de un coro
mundano, que trabaja a sueldo? Hermano mío, cuando Ud. vea estas
cosas con plena claridad, tendrá Ud. en sus reuniones, únicamente
cantos dulces y sencillos, y pedirá a toda la congregación que se
una en el canto. Qué importa si entre los presentes hay algunos
cuyas voces no son tan musicales como la voz de los demás. Cuando
el canto es tal que los ángeles pueden unirse con los cantores, se
produce sobre la mente una impresión que el canto que procede de
labios no santificados no puede hacer.—
Carta 190, 1902
.
Músicos mundanos
—No contratéis músicos mundanos si esto
puede evitarse de alguna manera. Reunid cantores que canten con el
espíritu y también con el entendimiento. La ostentación extraordina-
ria que a veces hacéis implica gasto innecesario, que a los hermanos
no se les debe exigir que hagan; y encontraréis que después de un
tiempo los no creyentes no estarán dispuestos a dar dinero para hacer
frente a estos gastos.—
Carta 51, 1902
.
La aceptación de la ayuda musical ofrecida
—En las reunio-
nes que se realizan, no debiera descuidarse el canto. Dios puede ser