Página 420 - El Evangelismo (1994)

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El Evangelismo
glorificado por esta parte del servicio. Y cuando los cantores ofrecen
sus servicios, deben ser aceptados. Pero no debe emplearse dinero
para contratar cantores. A menudo el canto de los himnos sencillos
por parte de la congregación, tiene un encanto que no poseen las
selecciones de un coro, por mucha habilidad que tenga.—
Carta 49,
1902
.
Música que ofende a Dios
—La ostentación no es religión ni
santificación. No hay nada más ofensivo a la vista de Dios que un
despliegue de música instrumental, cuando aquellos que toman parte
no son consagrados, no tienen melodías en sus corazones para el
Señor. La ofrenda más dulce y aceptable a la vista de Dios, es un
corazón que ha alcanzado la humildad al practicar la abnegación, al
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elevar la cruz y seguir a Jesús.
No tenemos tiempo ahora para dedicarlo a la búsqueda de las
cosas que únicamente agradan a los sentidos. Se necesita un profun-
do escudriñamiento del corazón. Con lágrimas y la confesión de un
corazón quebrantado, necesitamos allegarnos a Dios para que él se
acerque a nosotros.—
The Review and Herald, 14 de noviembre de
1899
.
Dios glorificado
—Dios es glorificado por los cantos de alabanza
que brotan de un corazón puro, lleno de amor y devoción a él.—
Testimonies for the Church 1:509 (1867)
.
Advertencias oportunas
Cualidades de la buena música
—Pueden introducirse muchas
mejoras en el canto. Algunos piensan que cuanto más alto canten
tanto más musicales son, pero el ruido no es música. El buen canto
es como la música de los pájaros: suave y melodioso.
En algunas de nuestras iglesias he escuchado solos que eran
inapropiados para el servicio de culto en la casa de Dios. Las no-
tas prolongadas y los sonidos peculiares tan comunes en el canto
de ópera no agradan a los ángeles. Estos se complacen en oír los
sencillos cantos de alabanza expresados en un tono natural. Ellos
se unen con nosotros en los cantos en los que cada palabra se pro-
nuncia claramente, en un tono musical. Participan en las melodías
cantadas con el corazón, el espíritu y el entendimiento.—
Manuscrito
91, 1903
.