Página 429 - El Evangelismo (1994)

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La evangelización y la obra médica
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y en la obra de ganar almas.—
Consejos para los Maestros Padres y
Alumnos, 358 (1913)
.
Los misioneros médicos son evangelistas
—Los médicos de-
ben recordar que a menudo se les pedirá que realicen los deberes
de un pastor. Los misioneros médicos pueden ser clasificados como
evangelistas. Los obreros deben ir de a dos, para que puedan orar
y consultarse mutuamente. Nunca debe enviárselos solos. El Señor
Jesucristo envió a sus discípulos de dos en dos a todas las ciudades
de Israel. Les dio la comisión: “Sanad los enfermos que en ella
hubiere, y decidles: Se ha llegado a vosotros el reino de Dios”.
Se nos enseña en la Palabra de Dios que un evangelista es un
maestro. También debe ser un misionero médico. Pero no se les ha
dado a todos la misma labor. “Y él mismo dio unos, ciertamente
apóstoles; y otros, profetas; y otros, evangelistas; y otros, pastores y
doctores; para perfección de los santos, para la obra del ministerio,
para edificación del cuerpo de Cristo”...
Aquellos que trabajan en nuestras asociaciones como ministros
deben familiarizarse con la obra de atender a los enfermos. Ningún
pastor debe jactarse de que es ignorante en aquello que debiera
ser sabio. La obra médica misionera vincula al hombre con sus
semejantes y con Dios. La manifestación de simpatía y confianza
no está limitada por el tiempo o el espacio.—
Medical Ministry, 249,
250 (1901)
.
Indiferencia entre los ministros
—Existen en nuestro mundo
muchos obreros cristianos que todavía no han oído las grandes y
maravillosas verdades que nos han llegado. Están haciendo una
buena obra de acuerdo con la luz que tienen, y muchos de ellos están
más avanzados en el conocimiento de la obra práctica que los que
han tenido gran luz y oportunidades.
La indiferencia que ha habido entre nuestros ministros con res-
pecto a la reforma pro salud y la obra médica misionera es sorpren-
dente. Algunos que no profesan ser cristianos tratan estos asuntos
con mayor reverencia que algunos de nuestros propios hermanos, y a
menos que nos despertemos, nos tomarán la delantera.—
Testimonios
para los Ministros, 416, 417 (1898)
.
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El presidente de la asociación ha de reconocerla
—Pedimos
ahora a todos los que han de ser elegidos como presidentes de nues-
tras asociaciones que comiencen acertadamente en lugares donde