Capítulo 3—Comunidades menores y zonas rurales
Por los caminos y los vallados
Lugares alejados
—Al hacerse planes para la extensión de la
obra, debe abarcarse mucho más que las ciudades. En los lugares
alejados existen muchas, muchas familias de las cuales debe cuidarse
a fin de saber si entienden la obra que Jesús está haciendo por su
pueblo.
No ha de descuidarse a los que se encuentren en los caminos,
ni tampoco a los que están en los vallados; y mientras viajamos de
lugar en lugar, y pasamos por una casa tras otra, debemos siempre
preguntar: “¿Han escuchado el mensaje las personas que viven en
este lugar? ¿Ha sido presentada a su oído la verdad de la Palabra de
Dios? ¿Comprenden ellos que el fin de todas las cosas es inminente,
y que los juicios de Dios están cercanos? ¿Se dan cuenta de que
cada alma ha sido comprada a un costo infinito?” Mientras medito
en estas cosas, siento en mi corazón un profundo anhelo porque la
verdad sea llevada con sencillez a los hogares de estas personas que
viven a lo largo de los caminos y en lugares muy distantes de los
densos centros de población... Tenemos el privilegio de visitarlos y
familiarizarlos con el amor de Dios por ellos y con su maravillosa
provisión hecha para la salvación de sus almas.
En esta obra que se hace en los caminos y los vallados, hay serias
dificultades que vencer. Mientras el obrero busca las almas no ha de
temer ni ha de desanimarse, pues Dios es su ayudador, y continuará
auxiliándolo; y abrirá caminos ante sus siervos.—
Manuscrito 15,
1909
.
Un llamamiento a realizar planes mayores
—Somos demasia-
do estrechos en nuestros planes. Debemos tener mentes más amplias.
Dios desea que pongamos en práctica, en nuestra obra para él, los
principios de la verdad y la justicia. Su obra ha de avanzar en las
ciudades, los pueblos y aldeas...
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