Página 447 - El Evangelismo (1994)

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La evangelización y la obra médica
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mucho de puntos de fe sobre los cuales hay diferencia de opinión,
en una manera que despierta la combatividad de las personas con
quienes conversan. Una sola de estas acciones prematuras y poco
juiciosas puede cerrar los oídos de una persona que de otro modo
habría escuchado pacientemente, y que ahora ejercerá una influencia
desfavorable en otros. En esta forma surgen raíces de amargura que
contaminan a muchos. Debido a la indiscreción de uno, los oídos y
los corazones de muchos pueden cerrarse a la verdad.
Es un hecho conocido de todos que los celosos miembros de
diferentes denominaciones han cultivado y manifestado poquísimo
candor en su estimación de los que difieren con ellos sobre asuntos
religiosos. Los que pertenecen a esta clase esperan encontrar el
mismo espíritu irrazonable entre los adventistas y luego se colocan
su armadura y se preparan para resistir todo lo que discrepe de sus
puntos de vista particulares.
En el pasado algunos en el sanatorio han pensado que era su
deber presentar en todas partes la cuestión del sábado. Han importu-
nado a los pacientes con este tema con fervor y persistencia. A tales
personas los ángeles de Dios les dirían: “No pronunciéis
palabras
sino haced
obras
”. La vida diaria dice mucho más que cualquier
cantidad de palabras. El gozo estable, la tierna bondad, la bondad
cristiana, la paciencia y el amor derretirán el prejuicio y abrirán el
corazón para que reciba la verdad. Hay pocas personas que com-
prenden el poder de estas influencias preciosas.—
Manuscrito 53,
1899
.
El médico consagrado y la enfermera misionera
Los médicos y las enfermeras cristianos
—El Señor ha ordena-
do que los médicos y las enfermeras cristianos trabajen en relación
con los que predican la Palabra. La obra misionera médica debe
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estar unida con el ministerio evangélico médico.—
Medical Ministry,
240 (1908)
.
El ejemplo de Lucas
—En nuestra obra de hoy el ministerio de
la Palabra y la obra médica misionera deben combinarse.
A Lucas se lo llama “el médico amado”. Pablo oyó hablar de su
habilidad como médico y lo buscó como alguien a quien el Señor le
había confiado una obra especial. Consiguió su colaboración en su