Página 448 - El Evangelismo (1994)

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El Evangelismo
trabajo. Después de un tiempo lo dejó en Filipo. Allí Lucas prosiguió
trabajando durante muchos años, prestando un doble servicio como
médico y como ministro del Evangelio. Ciertamente era un médico
misionero. Hacía su parte y luego buscaba al Señor para que su poder
sanador reposara sobre los afligidos. Su habilidad médica abría el
camino para que el mensaje evangélico hallase acceso a los corazo-
nes. Le abría muchas puertas y le proporcionaba la oportunidad de
predicar el Evangelio entre los paganos...
Es el plan divino que trabajemos como lo hicieron los discípulos.
Relacionados con el Sanador divino podemos hacer mucho bien en
el mundo. El Evangelio es el único antídoto contra el pecado. Como
testigos de Cristo debemos dar testimonio de su poder. Debemos
llevar los afligidos al Salvador. Su gracia transformadora y su poder
obrador de milagros ganarán muchas almas para la verdad. Su poder
sanador, unido con el mensaje evangélico, hará que se tenga éxito
en las emergencias. El Espíritu Santo obrará en los corazones y
veremos la salvación de Dios. En un sentido especial nuestra obra
consiste en sanar a los enfermos...
El transcurso del tiempo no ha ocasionado cambio alguno en
la promesa que Cristo hizo al partir de este mundo. El está hoy
con nosotros tal como lo estuvo con los discípulos, y estará con
nosotros “hasta el fin”. Cristo ordenó que una sucesión de hom-
bres proclamara el Evangelio, derivando su autoridad de él, el Gran
Maestro.—
Carta 134, 1903
.
Conferencias públicas dadas por médicos
—El médico que
es al mismo tiempo un maestro religioso encontrará que hay una
obra que puede hacer que resultará en la salvación de las almas. La
exposición sensata de la enseñanza religiosa, respaldada por un “así
dice Jehová”, tendrá una influencia salvadora. Un médico puede
hablar de tal forma que lo inviten a dar conferencias ante diferentes
grupos, y aceptarán lo que diga. Como maestro, un médico puede
aprovechar estas oportunidades, porque la Palabra de Dios debe
proclamarse abundantemente.—
Carta 4, 1910
.
Oportunidades singulares para las enfermeras misioneras
En cada lugar donde se predica la verdad debería realizarse un
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esfuerzo ferviente para predicar el Evangelio a los pobres y para
sanar a los enfermos. Esta obra, hecha fielmente, añadirá a la iglesia
muchas almas de los que se salvarán. Los que se dedican al trabajo