La obra en favor de ciertas clases especiales
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Debe hacerse todo esfuerzo posible para dar carácter y dignidad a la
obra.
Se necesita mucha sabiduría para alcanzar a los pastores y hom-
bres de influencia. ¿Pero por qué habrían de ser descuidados, como
lo son por parte de nuestros hermanos? Estos hombres son responsa-
bles ante Dios en proporción a los talentos que les fueron confiados.
Donde se ha dado mucho, mucho será vuelto a pedir. ¿No debiera
haber estudio más profundo y mucha más oración por sabiduría, para
que sepamos cómo alcanzar a estas clases? ¿No debiera emplearse
sabiduría y tacto para ganar a estas almas, que, si llegaran a conver-
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tirse realmente, serían instrumentos pulidos en las manos de Dios
para alcanzar a otros?... Si podemos ganar para Cristo y la verdad
a almas a las cuales Dios ha confiado grandes capacidades, nuestra
influencia, por su intermedio, se irá extendiendo constantemente, y
llegará a ser un poder creciente para el bien.
Dios tiene una obra que debe ser hecha y que los obreros no
comprenden aún plenamente. Los pastores y los hombres sabios
del mundo han de ser probados por la luz de la verdad presente. El
mensaje del tercer ángel ha de serles presentado en forma juiciosa,
con su verdadera dignidad. Debe haber una búsqueda de Dios más
fervorosa, un estudio más cabal; porque las facultades intelectuales
serán sobrecargadas hasta lo sumo en la realización de planes que
coloquen la obra de Dios en una plataforma más elevada. Es allí
donde debiera haber permanecido siempre, pero hombres de ideas
estrechas y planes restringidos, la han limitado y degradado.—
The
Review and Herald, 25 de noviembre de 1890
.
No todos aceptarán la verdad
—Después de haber realizado los
esfuerzos más decididos para llevar la verdad a las personas a quienes
Dios ha confiado grandes responsabilidades, no os desaniméis si
la rechazan. Hicieron lo mismo en los días de Cristo. Cuidad de
mantener la dignidad de la obra mediante planes bien trazados y una
conversación piadosa. No penséis que habéis elevado el estandarte
demasiado alto.—
Carta 12, 1887
.
Cuando se habla en otras iglesias
—Tal vez tengáis ocasión de
hablar en otras iglesias. Al aprovechar esas oportunidades, recordad
las palabras del Salvador: “Sed, pues, prudentes como serpientes, y
sencillos como palomas”.
Mateo 10:16
. No estimuléis la malignidad
del enemigo pronunciando declaraciones denunciatorias. En esa