Página 471 - El Evangelismo (1994)

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La obra en favor de ciertas clases especiales
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lugares hay que hacer una obra similar a la que se está haciendo
en Chicago en favor de los suecos.—
The Review and Herald, 9 de
febrero de 1905
.
Hay que emplear métodos cuidadosos
—Hay una persona que
ha estado trabajando en—-... y nosotros trabajamos con él, y procu-
ramos con toda diligencia ayudarle a encargarse de la obra, no como
un combatiente que lucha y discute, como era su hábito y como solía
alejar a la gente de la verdad antes que atraerla hacia ella. Vio que
hablábamos la verdad, pero sin producir una tormenta y sin dejar
caer sobre la gente una granizada de acusaciones...
Este hermano dijo que había recibido mucha luz y que trabajaría
en forma completamente distinta de como lo había hecho hasta
entonces. Los—-son gente excitable. Se exaltan repentinamente,
y exclaman con gran excitación: “¿Es esto así? ¿Qué hará Ud.?
¿Observará el sábado?
¡Diga sí o no!”
Son cortantes como una
navaja, y cortan las orejas de las personas... y ahí termina todo, en
lo que concierne a la tarea de convertirlas.
Tenemos que trabajar con esos hombres que son realmente inteli-
gentes, tal como trabajamos por ellos uno por uno en los comienzos
de la obra adventista; debemos librar a esas almas preciosas de sus
maneras de obrar no santificadas; debemos hablarles de Jesús y de
su gran amor, de su humildad, mansedumbre y abnegación. Si es
posible llevemos estas piedras ásperas al taller de Dios donde serán
cortadas a escuadra, y donde se quitarán todos sus bordes ásperos,
y donde serán pulidas por la mano divina hasta que lleguen a ser
piedras preciosas para el templo de Dios y sean piedras vivas que
emitan luz. Así podrán crecer hasta convertirse en un templo santo
para Dios.—
Carta 44, 1886
.
Publicaciones en todos los idiomas
—Dad
a todas las naciones
el mensaje de amonestación: en esto consiste el objetivo de nuestros
esfuerzos... De ciudad en ciudad y de país en país hay que llevar
las publicaciones que contienen la promesa de la pronta venida del
Salvador. Estas publicaciones deben traducirse a todos los idiomas,
porque el mensaje ha de proclamarse a todo el mundo.—
The Review
and Herald, 9 de febrero de 1905
.
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