Página 474 - El Evangelismo (1994)

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El Evangelismo
se encuentra en sus páginas una palabra de amargura.—
Counsels to
Editors, 45 (1896)
.
Exponed los engaños presentando la verdad
—Han de efec-
tuarse proclamaciones decididas. Pero con respecto a esta rama de
trabajo, he sido instruida para decir a nuestros hermanos: Tened
cuidado. Al presentar el mensaje, no hagáis ataques personales a
otras iglesias, ni aun a la Iglesia Católica Romana. Los ángeles de
Dios ven en las diferentes denominaciones a muchas personas que
pueden ser alcanzadas únicamente merced al mayor cuidado. Por lo
tanto, seamos cuidadosos de nuestras palabras. No sigan nuestros
pastores sus propios impulsos denunciando y exponiendo el “minis-
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terio de iniquidad”. Muchos están engañados. Hablad la verdad en
tonos y palabras de amor. Sea Cristo Jesús exaltado. Manteneos en
la afirmativa de la verdad. Nunca dejéis el camino recto que Dios
ha señalado, con el propósito de dar a alguien una estocada. Esa
estocada puede hacer mucho daño y ningún bien. Puede extinguir la
convicción en muchas mentes. Permitid que la Palabra de Dios, que
es la verdad, relate la historia de la inconsecuencia de los que están
en el error.
No puede esperarse que la gente vea al instante las ventajas de la
verdad sobre el error que han albergado. La mejor manera de exponer
la falacia del error es presentar las evidencias de la verdad. Este es
el mayor reproche que puede hacerse contra el error. Desvaneced la
nube de las tinieblas que descansa sobre las mentes, reflejando la
brillante luz del Sol de justicia.—
Manuscrito 6, 1902
.
Bien podremos tener menos que decir
—Se necesita un estu-
dio mucho más profundo de la Palabra de Dios; especialmente los
libros de Daniel y el Apocalipsis debieran recibir atención como
nunca antes en nuestra obra. Bien podremos tener menos que decir
sobre algunos temas referentes al papado, pero debemos llamar la
atención a lo que los profetas y los apóstoles escribieron bajo la
inspiración del Espíritu de Dios. El Espíritu Santo ha dispuesto de
tal manera los asuntos, tanto al dar la profecía como al describir los
acontecimientos, como para enseñar que el agente humano ha de
mantenerse fuera de la vista, oculto en Cristo, y el Señor Dios del
cielo y su ley han de ser exaltados.—
Counsels to Editors, 45, 46
(1896)
.