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El Evangelismo
siempre enseñar la verdad. Llene los corazones y las mentes con las
verdades solemnes y sagradas para este tiempo.
Medite en la verdad presente, en la segunda venida de Cristo.
El Señor está por venir muy pronto. Tenemos tan sólo un corto
lapso para presentar la verdad para este tiempo: la verdad que ha
de convertir las almas. Esta verdad debe presentarse en su máxima
sencillez, tal como Cristo la presentó, de modo que la gente pueda
comprender qué es la verdad. La verdad disipará las nubes del error.
Dé a la gente la verdad presente. Hable de la verdad. Llene sus
mentes con la verdad. Edifique los baluartes de la verdad. Y no
lleve las teorías de Satanás a las mentes que de otro modo no oirían
acerca de ellas. Lo que la gente necesita no es una exposición de las
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artes seductoras de Satanás, sino una presentación de la verdad tal
como es en Jesús. Recuerde que el diablo puede ser servido por una
repetición de sus mentiras. Cuanto menos manejemos esos temas
objetables, tanto más puras, limpias y menos manchadas estarán
nuestras mentes y nuestros principios...
Y se me ha mostrado también que no debemos entrar en contro-
versia con las teorías espiritistas, porque tal controversia tan sólo
confundirá las mentes. Estas cosas no debieran ser introducidas en
nuestras reuniones. No debiéramos esforzarnos por refutarlas. Si
nuestros ministros y maestros se dedican al estudio de esas teorías
erróneas, algunos se apartarán de la fe al prestar oídos a espíritus
seductores y a doctrinas de los demonios. No es la obra del ministro
evangélico proclamar las teorías de Satanás...
Mantened la verdad; magnificad la verdad; decid: “Escrito
está”.—
Carta 175, 1904
.
Hay que desenmascarar hábilmente las falsedades
—El após-
tol Pablo nos advierte que “algunos apostatarán de la fe, escuchando
a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios”.
1 Timoteo 4:1
.
Esto es lo que podemos esperar. Nuestras pruebas más grandes sur-
girán provocadas por ese grupo que una vez defendió la verdad pero
que se apartó de ella y se fue al mundo, y la pisoteó con odio y
escarnio.
Dios tiene una obra que sus siervos fieles deben hacer. Los
ataques del enemigo deben ser contrarrestados con la verdad de
su Palabra. Hay que desenmascarar la falsedad, hay que exponer
su verdadero carácter, y hay que hacer brillar la luz de la ley de