Página 513 - El Evangelismo (1994)

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El trato con la falsa ciencia, los cultos, los ismos y las sociedades secretas
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Jehová para que ilumine las tinieblas morales del mundo. Debemos
presentar las pretensiones de su Palabra. No seremos considerados
sin culpa si descuidamos este deber solemne. Pero mientras nos
levantamos para defender la verdad, no nos levantemos para defender
el yo, y no hagamos una gran alharaca porque se nos ha llamado
a soportar vituperio y tergiversación. No nos compadezcamos a
nosotros mismos, sino seamos muy celosos de la ley del Altísimo.
El apóstol dice: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la
sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán
maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la
verdad el oído y se volverán a las fábulas”.
2 Timoteo 4:3, 4
. En todas
partes vemos hombres que fácilmente son llevados cautivos por las
concepciones erróneas de los que anulan la Palabra de Dios; pero
cuando la verdad es puesta delante de ellos, se llenan de impaciencia
y enojo. Pero la exhortación del apóstol dada al siervo de Dios
es: “Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de
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evangelista, cumple tu ministerio”.
2 Timoteo 4:5
...
Debemos atesorar cuidadosamente las palabras de nuestro Dios
no sea que seamos contaminados por las obras engañosas de los
que han abandonado la fe. Debemos resistir su espíritu e influencia
con la misma arma que nuestro Maestro utilizó cuando fue asaltado
por el príncipe de las tinieblas: “Escrito está”. Debiéramos aprender
a utilizar la Palabra de Dios con toda habilidad. Se ha dado esta
exhortación: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado,
como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la
palabra de verdad”.
2 Timoteo 2:15
. Hay que trabajar con diligencia
y orar con fervor y fe para hacer frente al error tortuoso de los falsos
maestros y los seductores; porque “en los postreros días vendrán
tiempos peligrosos”.
2 Timoteo 3:1
.—
The Review and Herald, 10
de enero de 1888
.
Los sinceros serán rescatados del engaño
—El medio por el
cual se puede vencer al maligno, es aquel por el cual Cristo venció:
el poder de la Palabra. Dios no domina nuestra mente sin nuestro
consentimiento; pero si deseamos conocer y hacer su voluntad, se nos
dirige su promesa: “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.
“Si alguno quisiere hacer su voluntad, conocerá de mi enseñanza”.
Apoyándose en estas promesas cada uno puede quedar libre de las
trampas del error y del dominio del pecado.